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Tuesday, December 13, 2016

Félix Luis Viera vs. Francisco López Sacha

CKA -Literatura cubana de fin de siglo, periodización del ensayista y narrador cubano, residente en Cuba, Francisco López Sacha… me llama la atención que te haya omitido. ¿Por el mismo patrón de censura que marginó en su momento a los poetas Heberto Padilla y Lezama Lima, entre muchos otros? ¿Qué piensas al respecto?

FLV -Ah, ya ese texto tiene unos cuantos años. No sé dónde se publicó originalmente. En su momento, varias personas, que al parecer lo tomaron de internet, me lo enviaron y me hacían la misma pregunta que tú ahora. Por aquí lo tengo impreso. Mira, a las periodizaciones y ensayos de Francisco López Sacha no hay que hacerles mucho caso. A veces hay ligereza en sus posiciones; poca profundidad, quiero decir. En no pocas ocasiones, según he visto, refríe sus textos anteriores, cambia, adiciona, resta, sin exponer un argumento sólido. Cuando leemos la periodización que nos ocupa, observamos que va hacia atrás y adelante y salpica con ejemplos que ya da por paradigmas y sigue por otra vía, en lo que se refiere a contenido digamos. Como, asimismo, el tono es de una prepotencia sublime, "de esto es así y para siempre"; es decir, si le hiciéramos caso, no hay duda: el camarada Sacha es Árbitro Supremo de la literatura cubana, o al menos de la de Fin de Siglo –un fin de siglo como de 50 años–. Pero creo que ya pocos son los que recuerdan este intento catequizador. Lo peor de todo es que cuando el camarada Sacha escribió y dio a la luz este texto, aún era presidente de la Asociación de Escritores de la UNEAC, lo cual le daba un viso oficialista a lo escrito. O, al menos, algunas personas así lo tomaron. Tamaña hazaña se propuso López Sacha: meterle a los tres géneros –poesía, cuento, novela– y afirmar lo que estaba bien –y, por omisión, lo que estaba mal– rotunda y definitivamente, para siempre, para siempre: la biblia de la literatura cubana del fin del siglo XX ha sido escrita, la escribió el camarada Sacha, nada más que hacer; no hay otra opción: el tono del escrito no lo permite. Yo creo que todos los que cita o incluye o enaltece en su texto, lo merecen, unos más y otros menos digamos. Si no "toca" mi obra en ninguno de los tres géneros, sus razones tendrá; lo que sí creo imperdonable es que omita a otros, casualmente residentes fuera de Cuba (algunos ya fallecidos), no sé si por ignorancia, por convicción, o por… No sé.

CKA -Eso no hay que analizarlo mucho, sabemos perfectamente la política cultural de la Isla, y también los cánones establecidos, muy bien asimilados por la intelectualidad, ya sabes que allí normalmente hay que seguir una metodología, mediatizada con el poder si quieres sobrevivir. Pero en este caso, ¿piensas que este señor siente algo así como una especie de inquina personal hacia ti, quizás celos porque has logrado escribir lo que a él le ha sido imposible, o sucede que a estas alturas le resultas molesto al gobierno de La Habana y han decidido censurarte?

FLV -No, al contrario, creo que Francisco López Sacha me tiene cariño. Es decir, si le preguntan, pienso que responderá que siente cariño por mí, un viejo cariño; no hay razón para que sienta inquina para conmigo por razones personales o profesionales; no sé si en el caso de la política, algún resentimiento, que no merezco. Esto último no lo puedo asegurar. Por otra parte, él ha escrito una obra cuentística muy importante. Yo no sería capaz de omitirlo si relacionara a los cuentistas destacados de la década de 1980.
   En el texto que nos ocupa, el camarada Sacha incluye a algunos autores residentes en el extranjero, pero es imperdonable que excluya, por ejemplo, a Luis Manuel García Méndez, Osvaldo Navarro, Carlos Victoria, Andrés Jorge o Sindo Pacheco. Esto nadie lo entendería. De nuevo: ¿amnesia?, ¿mala fe?, ¿mala leche? No sé. Pero estos olvidos hacen que su periodización quede invalidada.
   Otros ensayistas, a quienes considero más metódicos, más serios, menos venales que el camarada Sacha, han citado mi obra en sus textos. Claro, nada de esto, ni lo que suena a favor, ni lo que suena en contra, debe alterarte en algún sentido: el asunto es escribir y adelante. La vida dirá. Yo, de mí, no voy a hablar; quien quiera, que lea lo que humildemente he escrito y lo que, con verdadera imparcialidad, algunos han dicho sobre ello.
   Pero mira, te decía que Francisco López Sacha a veces resulta muy raro. Hace ya tiempo escribió un ensayo en la revista Literatura Cubana donde ponderaba positivamente mi libro de cuentos Las llamas en el cielo y desechaba En el nombre del hijo, del mismo género; ambos aparecidos en 1983. En el nombre del hijo había recibido el Premio de la Crítica de ese año, pero al camarada Sacha le parecía superior Las llamas en el cielo (voy a omitir los elogios que entonces y luego tuvo para este libro), de modo que su reacción contra el primero (¿o contra el jurado que lo premiara?) fue irracional. Afirmaba en el ensayo aludido que la deficiencia fundamental de En el nombre del hijo era la huella tan palmaria de Luis Felipe Rodríguez. Ésta era una de sus clásicas improvisaciones. Nada, ni remotamente, tenía que ver mi libro con la obra del autor con la cual lo comparaba. Daba risa. "Se volvió loco", me comentó alguien que leyó el ensayo. Luego, el camarada Sacha, en una exposición oral, se retractó.
   Otra de sus extrañezas. López Sacha ha demostrado ser un excelente cuentista. Sin embargo, al parecer se apasionó tanto con un cuento de Miguel Mejides, Mi prima Amanda, que lo llevó a escribir una especie de paráfrasis de esta narración que, la verdad, como muchos afirman, no hay nada más parecido a un inocente plagio.

CKA -De plagios está sobregirado el camino de la Literatura y el Arte, recuerdo el escándalo que hubo en Europa por El Jardinero y la Muerte, de Pieter van Eyck, que en realidad era un cuento breve de Borges, y éste a su vez lo había tomado de Cocteau, y al final resultó que su verdadero origen se encontraba en la Persia del siglo XIII. Como ese existen cientos de casos. ¿Lo más probable sea que el señor Sacha se haya inspirado en esa larga trayectoria de plagios históricos?

FLV- No, no lo creo, porque los plagios que mencionas son material para detectives. Y eso tan parecido al plagio que llevó a cabo el camarada Sacha, fue algo inocente, a la luz del día, sin ocultamiento; un plagio –si al fin lo es, para lo cual habría que buscar consenso– inconsciente, llevado por el amor, digamos.
   Ya que seguimos tocando el Tema Francisco López Sacha, quisiera decir algo que sí me ha dolido. Voces amigas, y de toda confianza, me hicieron llegar la detracción que, junto con otros elementos de la intelectualidad cubana de "adentro" –éstos sí oportunistas y en alguna medida "oficialistoides" a conveniencia, a cambio de migajas– llevó a cabo el camarada Sacha de mi novela Un ciervo herido. No quiero decir que la novela sea una genialidad, sólo que, desde su silla en la presidencia de la Asociación de Escritores de la Uneac, sonaba sospechoso que él diera opiniones despiadadamente negativas sobre una novela de las que llaman contestatarias, pues ya sabemos de qué trata Un ciervo herido.
Pero total, ya estamos en el socialismo del siglo XXI y, al final de éste, nadie se acordará de Sacha ni de mí ni de los que omite ni de los que menciona, ensalza o denigra. De nada. Somos unos pobres tipos y un manojo de cuartillas entrampados en el infinito.

(Conversación con un ciervo, entrevista por C. K. Aldrey.  La Peregrina Magazine,  diciembre 2008)

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