“Atendiendo a su experiencia”
(por ser dócil y discreto),
“liberaron” a Abel Prieto,
defensor de la incongruencia,
príncipe de la indolencia,
ya ex ministro de cultura,
funcionario de estatura
que cumplirá su tarea,
siempre y cuando esta no sea
escribir literatura.
Despedida (y reconocimiento) al que firmaba los permisos de salida (de escritores y artistas). Blog Belascoaín y Neptuno, Mar. 2012
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