Acaba de publicarse un libro titulado "Antón Arrufat. Autorretrato sin enmiendas" (Los Libros de las Cuatro Estaciones, Kansas, 2020) de Carlos Espinosa Domínguez.
Es grande la cantidad de bobadas que Arrufat
le ha contado a Espinosa Domínguez para que las transcriba.
Quien espere las anécdotas reveladoras, los
juicios interesantes o las malevolencias que han cimentado la fama de
conversador de Antón Arrufat, hará bien en evitarse la consulta del volumen.
Porque apretar un ladrillo daría más aceite que anécdotas, juicios o
malevolencias este autorretrato.
Sin enmiendas, dice el título. La voz que se
confiesa aquí (pero no confiesa nada) es de una vanagloria insufrible. Esa
vanagloria explica por qué quien editó "La carne de René" de Virgilio
Piñera hasta convertirlo en "El picadillo de Antón" o se encargó de
tasajear a Tula (no la del cuarto en llamas, sino Gertrudis Gómez de
Avellaneda) bajo pretexto de editarla, no ha necesitado para sí mismo de
enmienda alguna.
"Autorretrato sin enmiendas" suena
a selfie sin photoshop.
A Kim Arrufat. A Antón Kardashian.
Carlos Espinosa Domínguez sirvió de celular
o móvil a Kardashian Arrufat y no sé qué marca ni qué modelo será, pero no se
trata de un teléfono inteligente.
(Publicado en Facebook, marzo 2020)
No comments:
Post a Comment