En la misma entrevista televisiva donde LEONARDO PADURA afirmó que la cifra de muertos cubanos en Angola había sido ridículamente baja y que la mayoría había muerto por enfermedades o por accidentes, el novelista le contó a su entrevistador Pablo Iglesias, actual vicepresidente segundo de España, cómo empezó a escribir.
Fue relativamente tarde, al llegar a la
universidad: "Y empecé a escribir, Pablo, por sentido competitivo. Como yo
había jugado tanto béisbol y era tan competitivo, dije: 'Bueno, si estos
escriben, yo también escribo. Y así fue que empecé a escribir" (minuto
8:53 de su entrevista televisiva)
Esos a los que se refiere son sus compañeros
de aula universitaria. Y si bien los caminos del Señor son indescifrables, los
caminos del Compañero resultan ya inentendibles del todo. El joven Padura se
metió en escritura como debió meterse a vanguardia en los trabajos voluntarios
de su facultad: por emulación socialista.
Es de suponer que, con ese afán competitivo
aprendido en el diamante, a estas alturas sienta que los ha sobrepasado a
todos, y que está llegando a Cabrera Infante o Carpentier.
Creo conocer algunos de los nombres de esos
compañeros universitarios suyos que escribían y que le dieron ese impulso
mono-ve-mono-hace. Pero, cualesquiera que sean, han de tenerse bien merecido el
aire de superioridad que él les dedica. Porque, si en vez de escribir, hubieran
dedicado sus mejores ratos al tejido de macramé, el frustrado pelotero Leonardo
Padura sería ahora un artesano tan chapucero como en su prosa, pero las hojas
de los helechos colgados taparían buena parte del desastre del macramé del que
cuelgan.
No se vería tanto como en la página, que es
una planicie delatora.
No comments:
Post a Comment