El poeta de los ochenta, al que hice referencia
hace unas semanas, que llama "nuestro presidente" al último represor
al mando en la isla, es de ese tipo de comisarios que es invitado a la Ferida
Internacional del Libro de Miami, presenta allí sus libros y sus colecciones,
es también invitado en Miami a casa de amigos a comer, pero luego, por privado,
tiene la poca vergüenza de asegurar que nunca ha hecho vida literaria en Miami
y que nunca ha ido a comer a casa de nadie cuando visita EEUU. Malagradecido
con los que le dan un podio para que se exprese en el exilio y con los amigos
que lo alimentan.
Pero
Facebook lo desacredita con sus propias fotos y sus comentarios y con sus
ex-vecinos que, ahora viviendo en Miami, cuando él llega, le dicen
"Bienvenido".
Como
ese poeta me ha bloqueado en Facebook, no siento ya ninguna necesidad de
mantener en oculto su identidad. Nelson Simón se ha convertido en los últimos
años en un personaje de esos sobre los que uno lee en 'La lengua suelta' de
Fermín Gabor.
Miguel
Barnet, Edel Morales, Nelson Simón, casi es lo mismo...
Larga
vida a la UNEAC, larga vida.
(Publicado en Facebook, abril 2020)
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