En
la foto del "Granma" de hoy, Lina de Feria está cantando
"Abrázame fuerte" tal como la cantaba Marta Strada. Tiene cara de
estreñimiento. Cara de esfuerzo y de alivio de haberlo conseguido: ya se lleva
a su casa el horrible diploma del Premio Nacional de Literatura. Está ya en el
Olimpo patrio.
Pero es preciso reconocer que le habían
hecho una jugada sucia, porque le dedicaron una Feria del Libro sin otorgarle
el Premio. La habían tratado como en una tienda cubana de hace décadas: es un
solo cupón y si te compras ajustadores, no te toca blúmer.
Bueno, ya tiene Lina de Feria su ajuar
completo. Lina de Feria tiene su premio, Lina de Feria tiene su ídem.
¡Abrácenla fuerte, fuerteeee!
La entrevista en "Granma" termina
como una consulta médica, hablando de problemas respiratorios. Porque una vez
ella dijo que no podía respirar fuera de Cuba. Así que la entrevistadora le
pregunta por ese problemita de respiración. La ausculta, pregunta por un jipío
y la pregunta devuelve a Lina a aquella vez en que sostuvo que arribaba al
exilio en busca de libertad, para luego contar que los monstruos del exilio
habían querido fastidiarla, la engatusaron de mala manera, quisieron comprarla,
pero ella tuvo la entereza de volver a la tierra natal, a la patria. ¡Abrácenla,
fuerte, fuerte, fuerte!
¿Se acuerdan ustedes del poema aquel de
Carilda Oliver Labra sobre un puñado de tierra cubana que su madre se llevara a
Miami, mientras que ella, en cambio quería encima toditica la tierra? Carilda
Oliver Labra era gandía sexual hasta en el enterramiento.
Y ahora Lina, igual que Carilda, se pone a
mover tierra. Son un par de bulldozers estas poetisas.
"¿Qué valor tendría estar desterrada,
desarraigada, si no te reconocen en tu país?" dice abrazando muy, muy
fuerte, su diploma. Y avisa a lectores y no lectores que se siente todavía
capaz de congraciarse "con las metáforas, las imágenes, y con la
inspiración".
Por cribar lo digo: Lina de Feria tiene unos
pocos poemas excelentes y una tal abundancia de cacharrería inconexa en el
resto de su obra que el volumen de sus poemas recogidos podría titularse
"Plan Tareco".
Y es a esa poeta pésima a la que se le
ocurre utilizar el verbo "congraciarse" para aludir a su escritura.
Ah, eso es lo malo de restregarse con ciertos
diplomas, que uno termina confundiendo a las musas con el ministro de Cultura o
el presidente de la UNEAC. Y no, Lina, con las metáforas y las imágenes y la
inspiración no sirve eso de congraciarse. Lo de congraciarse es con los jefes,
pero con la poesía no.
(Tomado
de Facebook, febrero 2020)
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