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Friday, February 14, 2020

Carlos Ferrera vs. Luis Pavón


Era noviembre de 1968 y los lectores de Verde Olivo se preguntaban quién era Leopoldo Avila. Nadie lo sabía entonces. Hoy se sabe que era Luis Pavón, a veces con la ayuda de José Antonio Portuondo. Sin embargo, la auténtica autoría intelectual de esos textos, bajaba del gobierno comunista cubano, al que el ficticio Leopoldo Ávila convirtió en el único gobierno de la historia en usar un heterónimo.
   Desde las páginas de Verde Olivo, Pavón crucificó la homosexualidad, y con arrogante ignorancia definió a Heberto Padilla, a su mujer la poetisa Belkis Cuza Malé, a Virgilio Piñera y a Cabrera Infante, como “escritores irrelevantes dentro de la narrativa cubana”: Según Pavón, “Cabrera es un tallador de la CIA. Con Severo Sarduy y Adrián García, trazan desde el extranjero el camino de la traición...”
   Luis Pavón hizo también suyo el apotegma de Castro, “Dentro de la revolución: todo; fuera la Revolución nada”, otro de los clamorosos fraudes discursivos del comandante, recortado descaradamente de la máxima de Mussolini: “Todo dentro del Estado, nada fuera del Estado, nada contra el Estado”.
   Resumiendo, el posicionamiento público de Luis Pavón al lado de la dictadura y en abierta beligerancia contra la intelectualidad más respetada del país, lo hizo merecedor del puesto más sensible dentro del estamento cultural: Por indicación expresa de Raúl Castro, en 1971 Luis Pavón fue nombrado presidente del Consejo Nacional de Cultura, el Ministerio de Cultura de entonces.
   No hay dudas sobre la identidad del autor de este nombramiento, porque en los días previos a hacerse efectivo, el propio Raúl era recibido por Pavón en su oficina de la revista que dirigía, delante de todo el mundo. “El general utilizaba el despacho de Pavón en Verde Olivo para reunirse con quienes lo asistían en la tarea de espiar a "la ciudad letrada", que en todos los tiempos ha sido una fuente de zozobra para los poderes liberticidas”, cuenta el poeta y periodista Manuel Díaz Martínez, director de la revista “Encuentro de la cultura cubana”, en un artículo publicado en El País.
   También en su “Intrahistoria abreviada del caso Padilla”, Díaz Martínez describe “la época en que Raúl Castro presidía unas reuniones que se celebraban en la oficina de Pavón, en las que, a partir de informes aportados por los cuerpos de seguridad, se seguía el comportamiento político de los escritores y artistas cubanos que vivíamos en la isla”.
   El Pavonato fue pues, la puesta en práctica de los lineamientos de Fidel, de quien Pavón y Quesada fueron ayudantes necesarios y ejecutores serviles. Su primera acción notable, fue el acoso y derribo del ya entonces defenestrado Heberto Padilla. De ahí en adelante, Quesada y Pavón sembraron el terror en la intelectualidad cubana, como nunca antes nadie lo había hecho.

(Tomado de Facebook, febrero 2020)

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