En otra página de este número insertamos el prólogo del nuevo libro que con el título de Biología de la democracia acaba de publicar el señor Alberto Lamar Schweyer. Damos cabida a este trabajo, accediendo a los deseos de su autor, a quien no podíamos desairar por un elemental deber de cortesía con el antiguo colaborador de esta revista.
Pero sí interesa hacer constar que tanto esta dirección como el Grupo Minorista se encuentran en completo desacuerdo con la tesis que el señor Lamar trata de defender, convertido en paladín de las dictaduras de nuestra América; tesis que no nos extraña la sostenga ahora como la sostuvo ayer contraria, porque a esta veleidad de criterios nos tiene acostumbrados desde hace tiempo, tanto en cuestiones políticas como literarias.
(…)
No tiene, pues, la Biología de la democracia, pese a las abundantes citas de serios autores que contiene, otro valor que el de ser un documento más para el estudio del temperamento del autor, de un franco mimetismo intelectual.
Después de leer este libro —grato seguramente a Juan Vicente y sus secuaces, que habían perdonado ya al señor Lamar sus anteriores diatribas en periódicos avanzados como Venezuela Libre, del que fue redactor— nos explicamos bien su alejamiento del Grupo Minorista. Ha quedado perfectamente justificado.
(Citado por Adis Barrio en su prólogo a La roca de Patmos, Letras Cubanas, 2010)
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