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Monday, September 30, 2013

Enrique José Varona sobre Julián del Casal

No sabemos si los kakemonos japoneses llegarán a aclimatarse en el arte occidental. Pero nos agradaría ver empleadas las facultades exquisitas de Casal en asuntos más altos, que en pintar en jarrones, biombos, platos, estuches o abanicos, una gentil criolla con los atavíos postizos de una emperatriz de los nipones en un bal masqué. El poeta, hastiado de nuestra vida prosaica de factoría americana, se escapa a las regiones soñadas de ese oriente remoto forjado en la fantasía de invernadero de Judith Gautier. Busca el arte a lo lejos, para vivir por el arte. ¿Por qué habrá dicho Proudhon: l’art por l’art aboutit à de chinoiseries?

(Nieve, Revista Cubana, vol. XVI, agosto 1892)

Friday, September 27, 2013

Manuel Sosa vs. “Calibán”, de Roberto Fernández Retamar

Pero el acto justiciero mayor, como ya dije, es la relectura de Calibán (que, por cierto, se transformó en Caliban, palabra llana) en su calidad de pieza museable. Con el advenimiento del siglo XXI el exceso de coraje se ha volcado en acciones que nada tienen de justicieras: la guerrilla mestiza se especializa en tráfico de estupefacientes, en secuestros de civiles. El vínculo entre clase, raza y solvencia económica se ha ido esfumando. El elemento racial no tiene la visibilidad de hace cuatro décadas. La violencia ha quedado en las palabras, en su expresividad. De repente, los gobiernos buscan ser inclusivos, para sobrevivir. La excepción la constituyen los que antes alardeaban de ser progresistas, cuya eficacia represiva les permite acallar cualquier tipo de disidencia. Y es que ninguna sociedad será capaz de vindicar a la especie humana si precisa basarse en latitudes, fisonomías, aceleración de procesos sociales, ideologías... El Calibán resemantizado, vestido con el atuendo civil que Ariel le prestó, terminó sentado a la mesa de las negociaciones. Asintiendo, cediendo, aprendiendo reglas de diplomacia. Y Próspero, refugiado en una cátedra del Norte, le otorga becas y le dedica estudios culturales.

(Fernández Retamar, escritura y circunstancia. Blog La Finca de Sosa, 2008)

Thursday, September 26, 2013

Daniel Iglesias Kennedy vs. Enrique del Risco

El comentarista en cuestión se llama Enrique del Risco y firma un artículo titulado La Gaceta de Cuba, 1995-1999. Su propósito es criticar la manipulación de que son objeto las revistas literarias cubanas, que para nadie es un secreto que responden a los intereses del régimen. Y demostrar cómo La Gaceta de Cuba ha sido utilizada para lavar la cara de la Revolución y darle una imagen aperturista con la publicación de algunos escritores cubanos en el exilio. Hasta ahí, nada que objetar. Sin embargo, Enrique del Risco toma como referencia el número cuatro de La Gaceta (1998), en el cual se publica Erotismo y humor en la novela cubana de la diáspora, una selección de capítulos de novelas editadas fuera de Cuba, recopilados por Ambrosio Fornet. Del Risco asegura que los autores escogidos por Fornet producen “una literatura al menos convenientemente neutra en términos políticos”. Y afirma que, “a cambio de un expediente de buena conducta se ofrece la acogida en el seno de la cultura nacional como contrapartida al desamparo crítico”. Se lamenta de que en esa selección no aparezcan los autores cubanos que “integran el reciente boom internacional de la literatura haber sido escogido para aparecer en el número cuatro de La Gaceta está reservado para “los que habiendo salido muy jóvenes de Cuba...se comporten adecuadamente”. A todo esto debo responder por alusiones directas.
   Resulta casi axiomática la fórmula de que el coeficiente de agnosia y la falta de información están siempre en proporción directa a la seguridad y la vehemencia con la que un crítico defiende un criterio. Las afirmaciones de del Risco son, como poco, desacertadas. Me explico: entre esos autores cubanos de la diáspora seleccionados por Fornet para ser publicados en La Gaceta me encuentro yo, junto a Carlos Victoria, Mayra Montero, René Vázquez Díaz, y otros que no sé quiénes son (Fausto Masó, Mireya Robles, Guillermo Rosales, Carlos Rubio Albet y Omar Torres). Es muy probable que Enrique del Risco no me conozca ni haya leído mis libros, como yo tampoco le conozco a él ni he leído nada suyo. Pero, antes de hacer esas afirmaciones, debió haberse informado. Cualquiera que haya leído La ranura del horizonte en llamas (Tusquets, 1987), El gran incendio (Tusquets, 1989) o La hija del cazador (Betania, 1995) no diría nunca que son libros “políticamente neutros”. Si en algo coinciden todos los críticos profesionales que han publicado comentarios acerca de mis libros —después de haberlos leído—, en periódicos como El País, ABC, Diario 16, El Correo Español, etc. (lo cual no es ningún “desamparo crítico”, como asegura del Risco), es precisamente en todo lo contrario.

(Comportamientos adecuados, Revista Hispano Cubana, No. 6, 2000)

Wednesday, September 25, 2013

Fermín Gabor vs. “El canto del quetzal”, de Rufo Caballero

Su autor gana un premio literario, cuenta la ceremonia de premiación, nos larga el discurso leído en ella, pega a esto unas cuantas reseñas de películas, algunos paseítos, unos cuantos piropos a su mujer (que está de bala, a juzgar por las fotos), cartas inéditas de algunos intelectuales  desaparecidos, y ya está armado el libro. Se dice fácil, claro. Sin embargo, ningún otro cubano ha  tenido talante para darse bombo así. Ni Yoyó ni Mimí, ni Miguelillo Barniz ni Pablo Armanducho  Fernández. Ningún otro escritor del patio tiene en sus zapatos los soportes ortopédicos que permiten  tal empuje. Y hay que reconocer que la literatura cubana está en un punto en que se debe agradecer  hasta el descaro.

(La lengua suelta # 10, La Habana Elegante, segunda época)

Tuesday, September 24, 2013

Zoé Valdés vs. Oscar Peña

El artículo, como era de suponer, ha sido publicado en El Nuevo Herald. Yo me muero de la vergüenza cuando leo estas tonterías —que no lo son para nada, pero yo todavía quiero creerme que lo son—, y es entonces cuando tengo que pedir disculpas a las personas a las que, no siendo cubanas, algunas muy ocupadas en sus propios asuntos, las he involucrado en esta lucha por la libertad de Cuba.
   Porque cuando uno lee artículos como éstos, tan insoportablemente bajos, tan insoportablemente irrespetuosos con la inteligencia de los lectores, es cuando uno se pregunta si vale la pena seguir luchando y apoyando a la oposición o si lo mejor, lo más lúcido, lo más inteligente, y lo más saludable, no sería dejar que se las apañen solos, como puedan, y al carijo y la vela.

(Blog Zoé Valdés, 2011)

Monday, September 23, 2013

Luis Ortega vs. Carlos Franqui

A los pocos días de mi regreso me cayó arriba Carlos Franqui que manejaba el periódico Revolución. No había conocido nunca a Franqui y tampoco a Guillermo Cabrera Infante. Ellos organizaron la cacería de todos aquellos periodistas que en el pasado habían tenido algún nombre, incluso, los que, como yo, habían estado en el exilio. Así son las revoluciones y eso explica por qué no soy revolucionario. En los primeros tiempos siempre surgen todos los detritus de la sociedad.
   Franqui es un bandido que ha vivido de las obras de arte que sacó de Cuba cuando se fue al extranjero... Estuvo viviendo muchos años de la Revolución antes de tomar partido en contra, en 1968...

(Miami, donde el tiempo se detuvo. Edición digital)

Friday, September 20, 2013

José Mario vs. Jesús Díaz

Aprovechando la situación de indefensión en que me encontraba, Jesús Díaz dio inicio a su particular "limpieza ideológica" en nombre del marxismo-leninismo e hizo oficiales sus ataques contra nosotros a través de La Gaceta de Cuba (abril-mayo, 1966), donde escribió que Ediciones El Puente fue "empollada por la fracción más disoluta y negativa de la generación actuante". Hay que leer bien lo que significaban estas palabras en la jerga castrista del momento, y agregaba: "Fue un fenómeno erróneo política y estéticamente". No pasó una semana de la publicación de esta crítica cuando recibí una citación del ejército mediante el pretexto del Servicio Militar Obligatorio.

(La verídica historia de Ediciones El Puente, Revista Hispano Cubana, No. 6, 2000)

Thursday, September 19, 2013

Antón Arrufat vs. Luis Pavón

Allí estaba, sin duda, quien durante cinco largos y estériles años, presidió la institución rectora de nuestra cultura, desde su alta torre del palacio del Segundo Cabo, frente a la Plaza de Armas. Allí estaba hablando como si nada hubiera ocurrido, lavado por arte del ocultamiento, de toda responsabilidad con su conducta de aquellos años. Ni el texto encomiástico que un locutor leía, en el que las víctimas televidentes se enteraron por primera vez de su importancia como poeta, ni las incoherencias musitadas del entrevistado realizaron alguna referencia, ni por un segundo, al pasado ominoso de quien presidió durante esos cinco años el Consejo Nacional de Cultura.
   Es decir que todos habían tomado el agua del Leteo, que da el olvido, y que esperaban que las víctimas, por el contrario, recordaran a su verdugo. Allí estaba, vestido de blanco, el gran parametrador de importantes artistas, ahora sí de verdad, el que los persiguió y expulsó de sus trabajos, el que los llevó ante los tribunales laborales, los despojó de sus salarios y de sus puestos, quien los condenó al ostracismo y al vilipendio social, quien pobló sus sueños con las más atroces pesadillas, el que anuló la danza nacional, mutiló funciones del guiñol, quien llevó al exilio a artistas dispuestos a trabajar en su país y dentro de su cultura, quien persiguió a pintores y escultores despojándolos de sus cátedras y de la posibilidad de exponer sus obras, el gran censor de músicos y trovadores, allí estaba quien enseñó a los artistas cubanos un ejercicio apenas practicado en nuestra historia, el de la autocensura, inventor y propiciador de la mediocridad que llenó todo su período con obras que hoy felizmente a nadie le interesa recordar, sabiduría crítica que los dirigentes de la televisión y sus responsables ideológicos no han sabido imitar.

(correo publicado, 2007)

Wednesday, September 18, 2013

Jesús David Curbelo vs. la antología “La generación de los años 50”

De modo general, los compendios de poesía descansan en tres formas primordiales de concepción: los generacionales, los temáticos y los que presentan movimientos o grupos. Las compilaciones de corte generacional suelen ser ferozmente injustas, al punto que si un autor no cumple los cánones de tal o más cual generación, queda fuera del conjunto por su incapacidad para ser adaptado a las normas, cuando, en verdad, los grandes autores son aquellos que transgreden las pautas, ya que saben, o intuyen, que pertenecer a una promoción no da ningún prestigio literario per se y es solo una forma de presentarse a la línea de arrancada para esa gran maratón que es la literatura. Sin duda el paradigma de este tipo de selección es La generación de los años 50, de Luis Suardíaz y David Chericián, con prólogo de Eduardo López Morales, que viera la luz por Letras Cubanas en 1984. Para mi gusto, este libro adolece, en primer término, de un excesivo afán de politización de la literatura, e incluye un conjunto de mártires como Raúl Gómez García, Frank País, y otros, que si bien corresponden cronológicamente al grupo seleccionado, no son ni por asomo poetas, sino jóvenes que, en el fragor de su participación en la historia del país, escribieron algunos versos de auténtico patriotismo, pero de dudoso valor literario. Incluye, además, otros autores de cuestionable interés como Luis Pavón, José Martínez Matos, Otto Fernández, Alberto Rocasolano, Adolfo Suárez, el propio prologuista Eduardo López Morales, e incluso el antólogo David Chericián; mientras faltan tres poetas capitales de esa promoción, el ya mentado Roberto Friol, y los residentes en Estados Unidos Lourdes Casal y Heberto Padilla.

(Meditraiciones, Cubaliteraria, 2004)

Tuesday, September 17, 2013

Emilio Bobadilla vs. Enrique Piñeyro

Yo nunca he negado á Piñeyro inteligencia y cultura. Pero creo que es un escritor linfático, de poco vuelo. El Sr. Piñeyro, que vive en París y que vive á lo príncipe, debía escribir libros de más enjundia que los que ha escrito hasta la presente. Al cabo de los años mil se descuelga con un estudio sobre Quintana, que nada tiene de particular, porque todo lo que en él se dice son cosas de clavo pasado. Como estilista, el señor Piñeyro no puede hombrearse con Valera, por ejemplo, ó Ricardo Delmonte. Su cacareada pureza de lenguaje, declaro que no la veo. Mueve la pluma con desenfado, pero sin brío, sin fuego. Su prosa resplandece por lo amena, lo fácil, lo recortada; pero ¿denuncia acaso un temperamento artístico que siente hondo? Tengo para mí que no.

(Triquitraques, Madrid, 1892)

Monday, September 16, 2013

Antonio José Ponte vs. “Ese sol del mundo moral”, de Cintio Vitier

El libro se divide en dos partes, es un díptico. La primera parte nos lleva desde los orígenes hasta la muerte de José Martí. La segunda parte desde la República hasta la Revolución, cuenta los años que sobreviven a la muerte martiana. En la primera mitad del libro podemos leer el camino hacia la encarnación de una persona, un héroe, unas páginas, que son José Martí. En la segunda hoja del díptico leemos cómo, destazado el cuerpo de Martí, olvidado en mucho, manchado a causa de su buena prensa, desperdigadas sus cartas y sus escritos, viene a reunirse todo esto, nuevo Osiris, y la reunión se llama Revolución.
   La Colonia, según Cintio Vitier, existe porque devendrá en Martí. La República, según Cintio Vitier, existe porque devendrá en Revolución, Martí mediante. La división del libro en dos hojas permite que veamos a la primera de sus partes como biografía-años hacia la vida de Martí y vida suya, y a la segunda de sus hojas como misterio: trascendencia martiana. En la figura de José Martí encarnan todos los fines de la Isla si seguimos a Vitier.  

(El libro perdido de los origenistas, Renacimiento, Sevilla, 2004)

Friday, September 13, 2013

Gastón Baquero sobre Orígenes y Lezama Lima

Ese tema de “la generación de Orígenes”, los trascendalistas, etcétera, tiene que ser tratado, me parece, con mucho cuidado, para no dejarse arrastrar por el tópico, por el juicio que por inercia se hace lugar común y acaba por convertirse en tradición o en ley fija.
   En rigor, no hay tal generación de Orígenes. Usted no puede hallar nada más heterogéneo, más dispar, menos unificado, que el desfile de la obra de cada uno de los presuntos miembros de la generación. Siempre he tenido la impresión de que Lezama, que era una personalidad muy fuerte, que tenía un concepto exigentísimo para la selección y publicación de un material en “su” revista, aceptó a muchos de nosotros a regañadientes, porque no tenía a mano a nadie más. Creo que literariamente no nos estimaba en lo más mínimo. Lo que cada uno de nosotros hacía estaba tan lejos, a tantos kilómetros de distancia, de lo que él hacía, que la incompatibilidad radical no era sólo obvia, sino escandalosa.
   En lo personal mismo nos llevábamos bastante mal. Pero esto es propio del ambiente literario, o de los literatos de todos lo tiempos. Mi veneración y mi respeto por la obra de Lezama y por su actitud ante la cultura, no me impidieron nunca reconocer que su carácter era muy fuerte, intransigente, con rigor excesivo para enjuiciar personas y obras. Casi siempre estábamos, como los niñitos en el colegio, “peleados”. No nos reuníamos en grupo jamás, porque no existía tal grupo, sencillamente. Cuando, por una simpleza, nos echó de Orígenes a Cintio, a Eliseo, a mí y a otros, puso una nota que me produjo una risa enorme, porque decía que a partir de ahí la revista iba a ser “más fragante”. ¡Y metió a Rodríguez Feo! La palabra “fragante”, que nos calificaba de apestados, tenía una gracia enorme, como producto de una rabieta infantil que era.

(Conversaciones con Gastón Baquero, Editorial Betania, Madrid, 2004)

Thursday, September 12, 2013

Angel Santiesteban vs. “pavones”

Ojalá que el escarnio sirva para actualizar y desenmascarar a los actuales sicarios de la cultura, lo que ahora sucede lo mismo que en aquella época, nadie quiere meterse contra el poder, los pavones actuales aún están vigentes y obligan a respetarlos hasta que los verdaderos dirigentes den la señal de que los leones pueden comer.
   A Pavón y sus secuaces los dejaron solos después de ser utilizados. Al menos ésa sería una buena lectura para los que son utilizados ahora razonen, y antes de censurar y perseguir, sepan que después también serán echados a las jaulas para que los devoren.

(correo publicado, 2007)

Wednesday, September 11, 2013

Jesús Barquet vs. Ernesto Hernández Busto

¡Cuánta malsana “tradición” de crítica pedante y superficial (por no decir estúpida) reproduce aquí EHB al retomar esa trasnochada burla a cierta lírica escrita por mujeres y, ya en general, a los poetas vinculados a la Academia! ¡Con cuánta desfachatez misógina reproduce, de nuevo miméticamente, hasta el léxico más desgastado de esa “tradición” crítica: “lírica deslavazada”, “titilantes”, “cenáculos”! ¡Qué desconocimiento de la valiosa relectura y revaloración realizada por críticos y creadores en los últimos treinta años con respecto a la poesía escrita por mujeres! Por otra parte, ¿qué tendrá que ver el centro de trabajo de un autor con la calidad de su obra? ¿Acaso prefiere el reseñista que nuestras poetisas del exilio asociadas a la Academia, que no son todas, se ganen la vida de meseras, de bailarinas de can-can o de mendigas —como algunos másculos sin busto— tras las grandes editoriales y revistas literarias de moda esperando, “como un perro a sus plantas” (diría la Agustini), colocar en sus prensas una reseña cualquiera o un artículo de ocasión? ¿Acaso el caballero las prefiere rubias?

(Un disparate canonizado: Respuesta parcial a Ernesto Hernández Busto, La Habana Elegante, Segunda época)

Tuesday, September 10, 2013

Virgilio Piñera vs. “Colección de Poetas Camagüeyanos” (1959)

No hace mucho se publicó un libro “muy poético” que respondía al significativo título: Colección de Poetas Camagüeyanos. Ante título tal no puede por menos que pensarse en colegio, escuelita… Veinticuatro poetas de la escuelita poética. Bueno, abrimos el libro, y con alguna que otra excepción, todos estos oficiantes se parecen como gotas de agua. Hay las eternas palabras pretendidamente poéticas, los eternos símbolos, las eternas metáforas y el mismo eterno aburrimiento. Por otra parte, es posible que el número imponiéndose sobre la calidad termine por desenmascararlos a todos juntos. Me parece que hay que parar las máquinas y ver si la producción está a la altura que las circunstancias exigen.  A lo mejor son excelentes… ingenieros, y la Patria se está perdiendo sus auténticas aptitudes.

(Cambio de frente poético, Revolución, Nov. 1959. Visto en La Habana Elegante, Segunda época)

Monday, September 9, 2013

Omar Pérez vs. “Almanaque. Cuba y el día después”

• Me detengo ante una frase que pudiera, en el contexto de un grupo histórico, definirme: “programados para vivir en el comunismo”. ¿Programado, por quién? ¿Cómo podría un ser humano adulto, convencido de sus posibilidades infinitas y de su lugar en el orden cósmico, reconocerse en semejante operación? Decido no participar, tampoco, de la queja hacia el estado-padre que todo lo puede. No estamos en los años sesenta y sabemos que no es de rigurosa obligación operar con el Estado ni a su favor. Armonizar y no seguir, indicaba el maestro Deshimaru.
• Hoy sabemos. Dice Iván, que es posible la aparición de “un humano que puede hacerse, literalmente, a sí mismo”. Bien, pero esta revelación es el núcleo de la tradición cubana del XIX y persevera, junto a la idea de la renuncia, en Varela, Luz y Martí con el llamado a que cada cual se construya el edificio de su propia ciencia. Por otra parte, el sueño de un mundo “sin dinero y sin clases” que a algunos intelectuales irrita como perspectiva de un mundo “sin clase”, subyace en el principio de toda religión y toda verdadera filosofía. ¿Abandonarlo ahora? A fin de cuentas, siempre fue un sueño difícil y, como decía, desde la misma tradición, Lezama: “sólo lo difícil es estimulante”. Realizar aquí y ahora ese sueño y hacerlo fluir, silencioso, en todas las direcciones. Esto, lo verdaderamente radical.
• ¿Y acaso las “escuelas de la Revolución” han de parecer ahora más férreas y autoritarias que las escuelas del Imperio? Recordar a Kafka, a Rilke y a Musil; observar al MTI de New York o a la School of Economics de Londres en el intento de formar liberales a la defensa del más fundamentalista de los materialismos: time is money. Sin embargo, ¿money, is it time?
• Antes de olvidar Orígenes y para establecerse en un espacio crítico que le haga justicia, los interesados podrían preguntarse si estarían dispuestos y preparados para edificar una experiencia semejante en nuestros días, que no es otra que la de la fe en la razón poética y su utilidad para aprender algo acerca de nuestro lugar en la historia. El legado de Orígenes no ha sido aún suficientemente asimilado y un mínimo de paciencia con el pasado es indispensable si no queremos que el futuro nos sea indigesto como para algunos lo es ahora el presente.
• “Abandonar el pleistoceno cubano”. Vamos, que en Cuba había ya Universidad cuando New York era apenas un potrero y, en definitiva, el hombre nuevo es bien antiguo. Ni tampoco hay en las páginas de la antología, salvo la referencia a la práctica de zazen, una sola idea que pueda traducirse en términos de transformación, un hoc age, como gustaba de decir Lezama. Ya Deshimaru hubo de insistir en este punto al señalar en la civilización occidental su incapacidad para poner filosofía y religión al servicio de la vida cotidiana, cuestión por demás ya notoria a algunos pensadores del ya lejano Renacimiento, como es el caso de Erasmo de Rotterdam. En fin, que no estamos tan solos en el camino hacia el despertar.
• Y qué decir de ese gay savoir que no es ni alegre ni sabio y que con el suspiro de alivio del ego amenazado por lo gravoso de toda transformación exclama: «y algún día la revolución habrá acabado». La revolución es una condición infinita del ser humano, no se agota en la geografía ni se resuelve en las obsesiones clasistas. Solo los tontos o los egoístas, como decía Martí, creen en el regreso a un hogar, dulce hogar donde no pasa nada, al menos, en los cotos del ego.
• ¿Se habrá de pasar por alto la referencia de Victor Fowler a “las mentiras que nos vimos todos obligados a decir”? Que cada cual se haga responsable de sus propias mentiras y que en el silencio de la honestidad individual se pueda creer en lo posible de aquella digna creatividad que nunca culpabiliza las circunstancias.
• Habría entonces que vislumbrar, forzosamente, según Rojas, «un orden poscomunista» para acceder a la utopía. A esto se reduce el compromiso con la imaginación; pobre en contactos con la razón poética, rica en acuerdos con la razón imperial, cierto tipo de pensamiento evoca la parábola de las ranas que querían un nuevo rey para su charca.
• ¿Reconstrucción nacional? He aquí que los filósofos se hacen deudores de la jerga de los funcionarios imperiales. Resumiendo: reconstitución del capital financiero y del libre mercado y, como diría el bufón de Shakespeare, la putería puede venir después.
• No hay alternativa elegante: la pretensión de que en Cuba “el intelectual plenamente crítico solo puede ubicarse en la marginalidad, la disidencia o el presidio” es incorrecta y de naturaleza mercenaria. Será preciso desmentirla y, por otra parte, revisar nuestros conceptos de “crítico” y “radical”. Una visita a las etimologías podrá ser saludable cuando ciertas apropiaciones del lenguaje sirven para asegurarse una posición en medio del arcaico cosmopolitismo imperial, empeñado en la transmisión mediática de miseria espiritual y avidez material.
• Reinserción cubana en la modernidad: FMI, BMI, IBM, Nike, Coca Cola, NBA, etc.
• ¿“Patriotismo suave”? Ningún “ismo” es verdaderamente suave. Por otra parte, ninguna forma de amor ocurre como los cursos por correspondencia, o las compras a crédito.
• Según el tono general de estos textos la recomendación para proyectar un futuro cubano podría ser “menos inocencia y más pragmatismo”, según reza en el artículo sobre arquitectura. Curioso, porque es precisamente la inocencia la que nos permite ver la realidad tal como es e imaginar entonces el mejor de los futuros posibles, el que solo se entrega desde la raíz. Pero se va perdiendo el hábito de considerar lo radical como aquello que, sin agredir, accede a la raíz de un fenómeno. Asimismo la crítica, que en su antigua acepción de “juzgar como decisivo” alude a un proceso curativo que se presenta como inevitable, deriva, sin embargo, en el ajuste de cuentas y la controversia competitiva. Nada que ver con la alegre tenzone de los antiguos trovadores que, aunque olvidada, participa del destino de la poesía occidental. Incluso de la más visionaria, como sucede con el Dante. En esta ausencia de alegría, que pretende solucionarse con el mero choteo y el egótico encogerse de hombros, se nota la falta de un impulso hacia la curación, de aquel entusiasmo que impera en lo decisivo. Se habla en general, no como participantes de una historia común, sino como emigrados de un pasado remoto o como analistas invitados. ¿invitados a dónde? Vendría bien aquí entonces lo de “escépticos” por “observadores”: extranjeros. Y a su propio futuro son ajenos.

(Notas al vuelo, notas a tierra, La Jiribilla, No. 55, mayo 2002)

Friday, September 6, 2013

Rolando H. Morelli vs. Reina María Rodríguez

Porque este libro de 1980 Cuando una mujer no duerme (¿Qué hacía esta mujer insomne, la guardia del Comité de Defensa de la Revolución?) exalta nada menos que a un Fidel Castro en el peor momento de su dudosa gloria y de su incuestionable poder. ¿De qué discurso se trataba? ¿Acaso de aquél en que proclamó aquello de: "quienes no tengan genes revolucionarios… ¡No los queremos! ¡No los necesitamos! ¡Qué se vayan!", con lo cual dio curso libre a los actos de repudio contra todo el que manifestara la intención de aprovechar el "incidente" de la Embajada del Perú para salir por el puerto del Mariel, que en realidad abrió el régimen para librarse de la presión interna? Yo sufrí en carne propia ese discurso, y en consecuencia el poema laudatorio de Reina María. No es posible simplemente deshacerse de un poema o de un libro como el de esta mujer sin por lo menos dar explicaciones o mostrar arrepentimiento. Porque hay otros poemas además. Y esos poemas laudatorios fueron escritos o publicados en el año ochenta, y ya entonces, el "caso Padilla" había ocurrido y con él la sacudida y caída del mundo intelectual cubano, cuya crisis desembocó en el Mariel.

(De bate y sin careta…, reproducido en: Blog El Penthouse de Heriberto, julio 2011)

Thursday, September 5, 2013

Revista “Social” vs. “Biología de la democracia”, de Alberto Lamar Schweyer

En otra página de este número insertamos el prólogo del nuevo libro que con el título de Biología de la democracia acaba de publicar el señor Alberto Lamar Schweyer. Damos cabida a este trabajo, accediendo a los deseos de su autor, a quien no podíamos desairar por un elemental deber de cortesía con el antiguo colaborador de esta revista.
   Pero sí interesa hacer constar que tanto esta dirección como el Grupo Minorista se encuentran en completo desacuerdo con la tesis que el señor Lamar trata de defender, convertido en paladín de las dictaduras de nuestra América; tesis que no nos extraña la sostenga ahora como la sostuvo ayer contraria, porque a esta veleidad de criterios nos tiene acostumbrados desde hace tiempo, tanto en cuestiones políticas como literarias.
(…)
   No tiene, pues, la Biología de la democracia, pese a las abundantes citas de serios autores que contiene, otro valor que el de ser un documento más para el estudio del temperamento del autor, de un franco mimetismo intelectual.
   Después de leer este libro —grato seguramente a Juan Vicente y sus secuaces, que habían perdonado ya al señor Lamar sus anteriores diatribas en periódicos avanzados como Venezuela Libre, del que fue redactor— nos explicamos bien su alejamiento del Grupo Minorista. Ha quedado perfectamente justificado.

(Citado por Adis Barrio en su prólogo a La roca de Patmos, Letras Cubanas, 2010)

Wednesday, September 4, 2013

Alexis Romay vs. Miguel Barnet (2)

Bienvenido, invertebrado.
¿Ya te sientes a tus anchas?
Tú, que arrugas, mas no planchas.
Títere descerebrado,
escritor domesticado
sin el don de la palabra:
tu verso mata, no labra,
y tu lengua sibilina
sirve en horas de oficina
a aquella trama macabra.

(De cómo deben presentar a Barnet en las universidades de EE. UU. Blog Belascoaín y Neptuno, Fe. 2011)

Tuesday, September 3, 2013

Félix Lisazo y José Antonio Fernández de Castro vs. José Manuel Carbonell

La inexplicable boga de que alguna vez ha gozado este poeta, y que nos obliga a señalarle un puesto en esta Antología, se debió, indudablemente, a la sonoridad hueca de sus versos, manera apropiada para obtener el aplauso de las multitudes, sobre todo en una época de indudable mal gusto. Falto de verdadera y original inspiración, sin mensaje que transmitir e incapaz de sensibilidad moderna, se refugia en las formas antiguas, cantando a la mujer en el sentido más superficial y externo, y a la patria en versos de falso aspecto heroico, que cantan hazañas de pura imaginación:

Yo, que troqué hace tiempo la lira
por la espada...

Versificador más que verdadero poeta, es difícil hallar en los tres volúmenes en que ha recogido su labor composiciones antológicas que puedan representarlo. Cuando no es el mal gusto o la trivialidad, son los defectos propios de los rimadores vulgares los que se destacan en su obra: abuso de los tiempos de verbo usados como consonantes («Altivez», «Días de olvido», «Au depart...»); empleo inadecuado del adjetivo: «playa inmortal del pensamiento», «armoniosa musiquería»; llegando a imperdonables faltas de sintaxis, como cuando en «Tu recuerdo» dice:

... de este pobre viajero de la vida
que lleva el pecho por la daga herida
de la fatalidad;

y a faltas de sentido : «descansar en voluptuosas ansias» («Aspiración»), «el corazón cruzado por aldabas» («Enigmática»), «no me asesines, muerte, después de hacerme un mísero despojo» («Ruego»), «con tu rostro de perfiles seductores» («Efímera»); y a desconocimientos tan imperdonables como cuando en el soneto «A W. Wilson» dice: «transfigurada como Cristo en el Sinaí,. Abunda, además, en giros e imágenes prosaicas y en faltas de relación entre el título de la composición y el sentido de la misma, como en «Estoico».

(La poesía moderna en Cuba [1882-1925]; Madrid, 1926)

Monday, September 2, 2013

Jesús David Curbelo vs. Emilio Bobadilla y Aniceto Valdivia

Como detalle curioso, he de apuntar la presencia de Bobadilla y Valdivia, exponentes de la crítica satírica. Por lo general, no aportaron ideas sustanciales al devenir literario del país, pero se hicieron muy célebres, sobre todo Bobadilla, por la biliosa agresividad con que acometía a las víctimas de sus dictámenes. Bobadilla publicó mucho, y malo, y participó en innumerables polémicas, siendo la más recordada aquella donde ataca a Varona (que lo había juzgado con severidad desde las páginas de la Revista Cubana) y que mezcló en el debate los nombres de Manuel de la Cruz y Manuel Sanguily. Aun con las clavijas ajustadas, Bobadilla insistió en ir contra Varona, y admitió su maestría para luego agregar, con mucha coña, que Varona se asemejaba a Menéndez y Pelayo en que todos lo admiraban pero en verdad muy pocos lo leían. Valdivia, por su parte, se caracterizó por la prolijidad con que mostraba sus fuentes y por un estilo ampuloso y efectista, pleno de cabriolas en el juicio que, al final, no estaban fundamentadas. Ambos críticos enlazan, de algún modo, con el estilo corrosivo y dogmático de la crítica teatral escrita por Buenaventura Pascual Ferrer, en los primeros años de la centuria, para El Regañón de La Havana, y alimentan la peregrina idea de que el ingenio, la mordacidad, los ataques personales, los chismes y, en fin, la ventilación pública de los trapos sucios del resentimiento, la envidia, el oportunismo o la mediocridad, pueden cooperar al análisis de la literatura. Aquí pido la policía (de la posteridad) para que se lleve a estos y otros matones literarios que han hecho de la filípica y la maledicencia una forma de abordar (como los piratas) el hecho artístico.

(Meditraiciones, Cubaliteraria, 2004)