Hay
una generación de intelectuales cubanos (exagero) nacidos con la Revolución o
educados en la cloaca revolucionaria cuyos cerebros están colonizados por la
Revolución de la manera, por poner un ejemplo, en que el cerebro del pintor
Novoa está colonizado por los soviéticos. A ver, lo diré otra vez. La llamada
Revolución fue innecesaria, la República a pesar de sus defectos y latrocinios
y crímenes, siempre menores comparados con los cometidos por la llamada
Revolución, tenía recursos económicos, cívicos y morales para salir adelante.
Lo digo porque me entero de un nuevo libro de Abilio Estévez, conocido escritor
lírico-costumbrista cubano, que trata de los horrores de la dictadura de
Gerardo Machado. Coño. Me digo. Retroceder tanto cuando tiene Estévez sesenta
años de horrores castristas y de dictadura castrista (que, dicen, le pateó el
culo al mismísimo Estévez por homosexual), ante sus narices. Pero. No. Machado.
¡El asno con garras! Siempre he pensado que lo que caracteriza a los escritores
cubanos de la Revolución (algunos emigrantes o exiliados o lo que sean) es la
cobardía el oportunismo el servilismo el engolamiento la tabarra filosófica
ininteligible la fatuidad tribal la cagarruta lírica la mezquindad el
pensamiento conga el culipandeo como ética y el esbirrismo sentimental, pero
ahora compruebo que la colonización cerebral castrista también los define.
Y ahora por favor que no me salga nadie con
lo de la Patria a tomar por culo la Patria.
(Blog
Emanaciones, septiembre 2019)
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