(El grito es muchos gritos): Leonardo Padura, que es el escritor cubano más sobrevalorado desde Silvestre de Balboa (1563 - c. 1644), ha publicado ahora una nota sobre la rebelión del 11J. A Padura lo llamó una vez alguien (¿fue acaso A. J. Ponte?) con una paráfrasis del título de uno de sus libros que lo define divinamente: "El hombre que amaba los peros". La nota publicada hace unos minutos*, que termina firmada pomposamente con la fórmula "En Mantilla, 15 de julio de 2021", como si Mantilla fuera Versailles o Stalingrado, es un compendio de la doctrina miserable del tercerismo: la contrarrevolución está animada por mercenarios, el "bloqueo" es más malo que pegarle a un padre, hay algunos revolucionarios con inquietudes y son buenos y son muy revolucionarios y por favor escúchenlos y abran la mano un poquito, y la nota personal y de victimista "reafirmación" de que yo, por Padura, vivo aquí, no me he ido, amo a mi patria buena, y lucho en eso que los cederistas llaman "La Concreta". Una "Concreta", la vida en la geografía del estercolero castrista que han elegido, que consideran aval moral y material para opinar, pensar y actuar en relación a Cuba del que estaríamos desposeídos nosotros los exiliados, parias que elegimos la libertad y el frío siberiano de El Corte inglés. Los Paduras llevan décadas mascando esa catibía y escupiendo sobre Cuba y los exiliados la saliva hedionda de su paja, la de la superioridad que tendrían por residencia, esgrimiendo el inverosímil orgullo de aguantar más la humillación de vivir en una dictadura y comportarse como quien vive bajo una dictadura, porque les gusta el paisaje. Tal es su apego a esa melcocha inmoral, que ni las decenas de miles de hombres y mujeres que salieron a la calle la semana pasada consigue drenaje alguno en su ciénaga agridulce. No importa. Cuando la gente le grita al déspota, le grita también a sus centuriones. Presten oído otra vez a esos vídeos de las protestas, en los que se oye clarito en el rumor de la rabia: "¡Padura, singao!"
Polemos Cubensis
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Friday, July 16, 2021
Tuesday, March 23, 2021
Antonio José Ponte vs. Ciro Bianchi Ross
"Consagrado
periodista", lo califica el sitio "Cubadebate". Y agregan allí:
"su ejecutoria profesional por más de 40 años le permite aparecer entre
los principales artífices del periodismo literario en el país. Cronista y sagaz
entrevistador, ha investigado y escrito como pocos sobre la historia de Cuba
republicana".
¡Periodismo literario en estos últimos 40 años en Cuba! Exiliados y
censurados muchos de los que brillaban, Bianchi Ross tuvo que esperar a que
Eduardo Robreño muriera para ponerse a tratar de la Cuba republicana.
Entrevistó a José Lezama Lima, fue visita frecuente en Trocadero 162.
Murió el poeta, Eloísa Lezama Lima publicó en Madrid las cartas que guardaba de
su hermano, esas cartas denunciaban la situación en que vivió sus últimos años,
y Ciro Bianchi Ross recibió la misión oficial de combatirlas. Así que reunió en
un volumen los textos lezamianos que alababan a la revolución y sus héroes:
"Imagen y posibilidad" (Letras Cubanas, La Habana, 1981).
Fue más lejos en su compromiso, hasta negar la autenticidad de las
cartas familiares. Dio a entender que la hermana del poeta se las inventaba con
el fin de fabricar un gusano que no había existido nunca. Lezama Lima era el de
"Imagen y posibilidad", no el de "Cartas a Eloísa"
(Orígenes, Madrid, 1979). Dentro de la revolución, todo Lezama; contra la
revolución, ningún Lezama.
Bianchi Ross sigue aún en su misión trocadera. "Valga aclarar que
José Lezama Lima no fue nunca un enemigo de la Revolución", afirmó hace
poco. Negó sus penurias: "El país, todo el pueblo, padece carencias a
veces traumáticas. A Lezama, aunque nunca tuvo menos de cinco platos en su mesa
—lo sé, me consta— le obsesiona la idea de que pueda faltarle la comida. Le
angustia la posibilidad de que le falten los medicamentos antiasmáticos que
familiares y amigos, entre ellos Julio Cortázar, le remiten desde el exterior.
Piensa que la crisis del transporte público es más grave de lo que era en
realidad y apenas sale de su casa porque teme que si lo hace no encuentre la
posibilidad de regresar".
Me pregunto a cuál cena de la época se habrá asomado Ciro Bianchi Ross,
que vio en ella más de cinco platos. Su trabajo para el oficialismo lo obliga a
negar que Lezama Lima padeciera prohibición de viaje al extranjero. Uno de sus
deleites mayores reside en detallar las atenciones oficiales recibidas por el
escritor en plena moribundia: llamada de Alfredo Guevara a nombre del
presidente Dorticós, ambulancia puntualmente enviada, equipo médico esperándolo
como una fila de camareros en un restaurante abierto solamente para él. Es el
entierro del Conde Orgaz en la calle centrohabanera de Trocadero, con San
Agustín y San Esteban bajados del cielo para amortajar al autor de
"Paradiso".
Uno de esos recuentos da noticia del extraño percance ocurrido a la
viuda del escritor: "Cuando María Luisa regresó del cementerio a la casa
de la calle Trocadero e introdujo la llave en la cerradura y empujó para
entrar, la puerta se vino abajo".
Hay que agradecer que, una vez tecleada la frase anterior, Bianchi Ross
no utilizara el fervor de sus coartadas para convencernos de que la puerta se
vino abajo debido a la bonanza en que vivía el matrimonio.
(Del "Diccionario de la Lengua Suelta", de Fermín Gabor, Renacimiento 2020)
Tuesday, March 16, 2021
Camilo Venegas vs. Alpidio Alonso
Alpidio Alonso escribió de un manotazo una de las más bochornosas páginas de la historia Cuba. En la isla siempre, incluso en los momentos que son descritos como los más sanguinarios (Batista, Machado, Valeriano Weyler…), de la represión se habían encargado los cuarteles.
Ayer el
ministro de Cultura asumió, en un arrebato de prepotencia, el rol de la
soldadesca. Con la impunidad de Ramiro Valdés y el caminao de Cheo Malanga, se
dirigió a un grupo de jóvenes que se manifestaba frente a la institución que él
dirige. Desprovisto de argumentos, levantó la mano.
En los
primeros días del triunfo de la revolución, Fidel Castro ordenó convertir a los
cuarteles en escuela. Luego, convirtió una escuela, la de los Hermanos
Maristas, en el más horrendo cuartel. Ese fue uno de los primeros pasos para
hacer del país un campamento.
A Villa
Marista, así se le llama popularmente al centro de tortura, suelen ser
conducidos los artistas y escritores que disienten del régimen. No por lo que
hacen, sino por lo que piensan o se atreven a decir en voz alta. Ayer Alpidio
Alonso se saltó ese paso y se ocupó él mismo de los golpes.
Poco
después, en un patético acto, justificó su acción y reafirmó su desesperación
totalitaria. A sus espaldas aplaudían y vociferaban consignas. Mientras todos
los que se manifestaban frente al Ministerio eran jóvenes, los que se apostaron
detrás del ministro eran viejos. Precisa metáfora de la Cuba actual.
Quiso el
azar que todo eso ocurriera en la víspera del 28 de enero, cuando se conmemoran
167 años del natalicio de José Martí. Justo la institución que dice regir la
cultura de la nación se encargó de disparar contra el ideario del Apóstol,
ignorando una vez más su sagrada advertencia de que un pueblo no se funda como
se manda un campamento.
(El manotazo de Alpidio Alonso. Blog El Fogonero, enero 2021)
Friday, March 12, 2021
Fermín Gabor vs. Jorge Fornet
Cualquier asomo al Caso Padilla, por somero que sea, ha de tener en cuenta la acción de la policía política cubana. Sin embargo, Jorge Fornet ha escrito todo un libro sobre el tema ("El 71. Anatomía de una crisis", Letras Cubanas, La Habana, 2013) y en su índice analítico, de una veintena de páginas, donde aparecen autores como Verlaine y Turguéniev, e instituciones como el Museo de Artes Decorativas, no aparece Seguridad del Estado.
Esa fuerza policial es mencionada un par de veces en su libro. La primera,
dentro del recuento de una novela. La segunda, en una frase de Heberto Padilla.
Fornet, por sí mismo, no se atrevió nunca a aludirla.
Tanta cautela puso en eso que se despreocupó de la suerte del poeta: da
noticias de su detención por una patrulla policial y elude el encierro en Villa
Marista. De manera que cuando volvemos a saber de él, Padilla está ya pronunciando su autocrítica
en la Sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC. Las cinco semanas de arresto se
mencionan únicamente en una cita del argentino Rodolfo Walsh. Fornet, por sí
mismo, no se atrevió a aludirlas.
Aunque donde más evidentes se hacen sus esfuerzos por narrar una
historia sin violencia ni presiones del Estado es cuando explica las razones de
tantos escritores cubanos para firmar en 1966 una carta pública contra Pablo
Neruda.
Fornet Jr. recuenta: "No es extraño que los escritores cubanos
firmaran veloces y entusiastas aquella carta: mirado desde el campo político,
eso los ubicaba en una posición radical que los complacía; desde el literario,
los involucraba en un género (el de la polémica y la carta abierta) que gozaba
de prestigio, y contra una figura mayor que, como reflejo, les otorgaba un alto
estatus a ellos mismos".
Veloces y entusiastas, afirma Jorge Fornet, que lo reduce todo a
cuestiones de ego. Y aunque él no lo sabe porque le conviene no saberlo, la
mayoría de los lectores de su libro sabemos bien de dónde brotan esa velocidad
y ese entusiasmo, esas ganas de firmar contra Neruda o contra quién sea.
(Publicado en Facebook, marzo 2020)
Thursday, March 4, 2021
Abilio Estévez sobre una acusación de plagio hecha por Miguel Barnet, Antón Arrufat y Jorge Ángel Pérez
Bueno, Miguel Barnet se refirió en esos términos ante un grupo de amigos, pero Miguel Barnet es ese personaje que dice cualquier cosa, y si puede hacer daño, mejor. Si existe un personaje gratuitamente maligno, ese es Miguel Barnet. También fue él quien llevó a La Habana aquel asunto del plagio. Él y Marilyn Bobes, que de inmediato se desmarcó. Luego, hasta los propios amigos atacaron por ese lado. Para mí fue muy doloroso. No tanto por la acusación misma, como por ver a amigos implicados en eso. En un periódico español se publicó la noticia del posible plagio. Cuando Beatriz de Moura, directora de Tusquets indagó con el periodista (ya fallecido, por cierto) este reveló su fuente: Antón Arrufat y Jorge Ángel Pérez. De modo que quizá ese asunto no fue tan político, sino más bien un asunto de bajeza intelectual, bastante inesperada en Arrufat; no tanto en Pérez. La prueba fue que cuando me quejé ante la dirección de la UNEAC, me apoyaron de inmediato.
(Entrevista con Melissa Novo, El Estornudo, febrero 2021)
Tuesday, February 23, 2021
Juan Abreu vs. Leonardo Padura (6)
(…) Y hablando de palabrería mientras tomo el té una entrevista con Padura una de esas entrevistas complacientes que periodistas que viven en democracia hacen a escritores esbirros que viven bajo dictaduras de izquierda. Si la dictadura es de derecha será otra cosa, si es que lo entrevistan. Padura es un mentiroso y se pasa la vida mintiendo para literaturizar el castrismo (sus crímenes). Y, como es lógico, dice que no hay verdad que la verdad es relativa, cada cual con la suya y ¡viva Fidel! Pero. A ver, Padura. Si un negro te la mete por el culo (no digo que lo haya hecho, no sé lo que te gusta hacer con tu culo, Padura), no hay verdad alternativa la verdad única e inapelable es que un negro te la metió por el culo. La verdad es la verdad. Y yo me alegraría por tí si te la mete un negro, por cierto. No sólo por lo que disfrutarías, también porque va y te la mete el negro y descubres la verdad: que vives bajo una oprobiosa dictadura. No hay verdades relativas o alternativas, Padura.
Dos páginas
de entrevista con dos fotografías de Padura en una de ellas Padura posa de
frente exhibiendo toda su vulgaridad física y en otra está Padura de espaldas
mostrando su culo caído y contempla Padura su barrio del que habla como si
fuese el paraíso cuando no es más, a la vista está, que una especie de
cochiquera, un basurero inmenso que se extiende hasta el horizonte. Se pasa
Padura la entrevista lloriqueando gruesos lagrimones tribales y agitando la
basura de la pertenencia ¡ay la tierrita, mi vino es amargo pero es mi vino!
Mierda. Pertenecerás tú Padura a esa isla basurero esclavizada e infecta. Yo
soy un hombre libre en el paisaje del mundo. Y si te cabe (¿cómo saberlo?)
métete en el culo la isla. Y otra cosa, ya los escritores exiliados escribimos
del exilio. Y lo hacemos muy bien. Tú concéntrate en seguir revolviendo la
hediondez cultural y política cubana para que alcance ese tono folklórico
costumbrista tan conveniente a los criminales, y tan Padura.
(Blog Emanaciones, diciembre 2020)
Monday, February 15, 2021
Isbel González vs. Antonio Rodríguez Salvador
Este es el mismo Chochito que hace unos años, cuando yo estaba aún en Cuba, Juanelo, un historiador de Sancti Spíritus, flaco y con muchísimos años, lo hizo correr una cuadra frente a cultura provincial. El mismo Chochito que, unos días después de aquella estampida, me llamó a mí, que recién empezaba en ese mundillo literario, para un local de la Uneac y me pidió, con tremendo misterio, si le podía esconder unos linchacos de taekwondo en mi mochila para si lo revisaban, me dijo que para fajarse con Juanelo. Y yo le pregunté que si para fajarse con Juanelo le hacía falta esa mierda. Ese es el mismo Chochito que la penúltima vez que fui a Cuba y que alguien comentó que yo pensaba pasar por el taller literario provincial a saludar a las amistades, dijo, según me contaron varios, que se iba a fajar conmigo porque yo lo había ofendido, y que, según me contaron, se fumó una cajetilla de cigarros, uno detrás del otro esa mañana, no esperó la hora de almuerzo del taller y se fue temprano para su casa. Estos son los guapos de turno, los intelectualoides al servicio del sistema. Una partida de ratas amparadas en los órganos represivos que ellos defienden. Y no lo digo en ton de guapería, que con estos seres cobardes y oscuros sería ridículo y por, sobre todo, yo, a diferencia de ellos, no considero que esa guapería de barrio sea motivo de orgullo, yo encuentro mil veces más orgullo en la vergüenza y la honestidad.
(Publicado en Facebook, enero 2021)
Monday, February 8, 2021
Cintio Vitier sobre Jorge Mañach
Mañach publicó un artículo en el Diario de la
Marina que era irónico, sobre la valoración de la poesía de Lezama, y por
lo tanto, de todo el grupo y toda la obra de la revista; no puedo decir que
fuera un ataque burdo, era una apreciación en la cual se reconocían
determinados valores, pero al mismo tiempo se ponía en tela de juicio la
orientación misma de todo aquello, y en una forma elegante se ironizaba sobre
esa poesía y esa obra que estábamos haciendo desde hacía años en torno a
Lezama. Creo yo que Lezama le respondió muy bien, en Bohemia, y Mañach
le ripostó; yo entré en la polémica, porque hacía alusiones a mí también, a
todo el grupo; resultó que nosotros, que nunca habíamos polemizado con nadie,
porque una de sus características fue esa, en la revista no hay polémicas con
nadie, pero en este caso hubo que polemizar con Mañach, cosa que por otra parte
era una especie de deporte nacional entonces, todo el mundo polemizaba con
Mañach. Yo recuerdo que Mañach, en un artículo, no sé a propósito de qué, dijo
que “tal cosa podían comprenderla hasta los barberos”, y al otro día, o a los
dos o tres días apareció una carta de un barbero diciendo que por qué hasta los
barberos; él tenía el arte de despertar la polémica en todo el mundo, hasta en
los barberos. Pues también nosotros tuvimos que polemizar con Mañach; pero no
es el caso específico de Mañach, sino fue un síntoma; él fue portavoz,
diríamos, de una especie de irritación que había en torno a este grupo y a esta
revista.
(Entrevista con Orlando Castellanos, en Más palabras grabadas, 2008)
Thursday, February 4, 2021
Alberto Méndez Castelló vs. la UNEAC
Hoy, en Cuba, un integrante honesto de la UNEAC debía preguntar como en su momento se preguntó el doctor Entralgo: “¿contra quién volverá esas armas el ejército?” Y, añadir otra pregunta: ¿Por qué los militares no se dedican a otra cosa en lugar de manejar cadenas de tiendas dolarizadas, hoteles, granjas y toda suerte de negocios que nada tienen que ver con los militares?
En el discurso del 18 de agosto de 1961,
previo a la constitución de la UNEAC, el entonces designado presidente Dorticós
dijo acerca de artistas y escritores: “debemos condenar algunas tendencias que
a veces terminan en círculos literarios y artísticos, de desdén hacia la cultura
política”.
A decir de Dorticós Torrado, el “desdén
hacia la cultura política” de la mayoría de los integrantes de la UNEAC, a 59
años de su fundación es inconmensurablemente mayor que en 1961. Fuera de Cuba
es de uso corriente escuchar a artistas cubanos atados a lazos en la Isla,
decir que lo suyo es el arte y no la política. Y dentro de Cuba, lo usual entre
los adscriptos a la UNEAC son los “asalariados dóciles al pensamiento oficial”,
los “becarios” que viven “al amparo del presupuesto (estatal o empresarial)
ejerciendo una libertad entre comillas”. Las frases y palabras entrecomilladas
son del Che Guevara.
Ezra Pound dijo que “los artistas son las
antenas de la raza; los escritores de un país son voltímetros y manómetros de
la vida intelectual de la nación. Son los instrumentos registradores, y si
falsifican sus informes no hay límites al daño que pueden causar. El mal arte
es un arte inexacto. Es arte que rinde informes falsos”.
Y quizás por las malas artes del arte
inexacto por más de medio siglo rindiendo informes falsos, hoy Cuba es un país
de viejos; un país de donde nuestros hijos se fueron o de donde pretenden irse,
porque, según dicen, a Cuba se le quiere más y mejor desde lejos.
(UNEAC: 59 años en el laberinto del castrismo. Cubanet, Agosto 2020)
Thursday, January 21, 2021
Ana María Simo vs. El Caimán Barbudo y Jesús Díaz
El Caimán Barbudo fue el zarpazo de la contrarrevolución, que ya entonces no era ni “Revolución”. Su finalidad era prevenir el surgimiento de cualquier otro proyecto joven independiente que amenazara su hegemonía. Darle el golpe de gracia a El Puente y borrarlo de la historia no fue fin, sino medio. El Caimán Barbudo fue el anti-Puente oficial. En todo sentido: rígido, excluyente y caricaturesco. Sus fundadores eras hombres, heteros, pálidos, universitarios y conformistas.
Yo había
decidido irme del país poco antes de la polémica con Díaz. Me costó sangre,
sudor y lágrimas conseguir el odioso “Permiso de salida”. Mi expediente “se
perdió” varias veces durante más de año y medio de batalla. Esto era común en
esos años, así que no sé si fue consecuencia de haber osado contradecir en
público a Díaz, que era entonces el “golden boy” intelectual del
régimen.
(Entrevista con Abel Sierra Madero. Hypermedia magazine, diciembre 2020)