Yo conocía el
texto; Nicolás me había mandado a buscar a casa con su chófer Jacomino para
dármelo a leer, porque pensó que yo le daría ánimos en aquel duro momento, pero
no me gustó el texto, no me pareció bueno y, además, lo hallé tocado aquí y
allá, contaminado por el peor Neruda; pero considerando que eso sería más grave
que mentarle la madre, no se lo dije. En cambio, David [Chericián], que podía
recitar de memoria toda la obra de Nicolás, pero que también respetaba al Che,
no se midió. Poniendo cara de asco, volvió el pulgar hacia abajo como en sus
días de tirano de Roma en la otra vida y ahuecando el vozarrón le dijo con todas
sus letras: «¡Oh..., esto es una mierda, Nicolás!». Nicolás sabía que no había
escrito un buen texto, pero; se lo habían encargado por teléfono de un día para
otro, y eso fue lo que le salió. Precisamente, porque sabía que no era un buen
texto, escribiría después dos más que tampoco lo dejaron satisfecho.
No comments:
Post a Comment