Me consideraban un personaje de segunda clase, y los
personajes de segunda clase apenas tenían oportunidad en Cuba. No es un
secreto, y lo he dicho mil veces, que en los primeros años de la revolución el
único origenista que simpatizaba con la revolución era yo. Orígenes fue el grupo más contrarrevolucionario que ha parido madre
desde el comienzo hasta el final. Yo discrepaba fundamentalmente con ellos en
eso, pero siempre me negué a hacerme miliciano o a participar en otras cosas
para obtener privilegios. El romanticismo político fue una cosa entrañable,
para usar otro término de Cintio, en todo cubano durante muchos años. Yo soñé a
mi manera, ya que era muy tímido y estaba muy jodido para meterme en cosas de
ésas, con un comunismo romántico. Todos teníamos el sueño de enfrentarnos al
imperialismo... Lo más curioso, y la historia es tan complicada que resulta
mejor no meterse en ella, los únicos no románticos en sentido político eran los
de Orígenes, ya que todos eran unos
reaccionarios conservadores que no creían que pudiera cambiarse nada ni soñaban
con cambio alguno. No les interesaba Rubén Martínez Villena ni nada que tuviera
que ver con lo político. Todo eso lo han inventado después. A Lezama nunca le
interesó Rafael Trejo, y si fue a esa manifestación de la que tanto ha hablado
sería por equivocación o curiosidad. Cualquiera que haya conocido a Lezama sabe
que nunca le importó Rafael Trejo, ni a nadie de Orígenes...
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