Pero sé que puedo hacer chistes y parodias por el gusto de jugar con las palabras, mientras que Padilla usa las palabras porque es su vida la que está en juego. Cierto. No menos cierto que yo elegí este libre albedrío, mientras Padilla escoge la Historia y la esclavitud. Aunque puedo asegurarles a los lectores (no a Padilla: él bien lo sabe: “El socialismo es tristeza”, solía decir, “pero abriga”) que la libertad tiene más riesgos que la servidumbre. Uno de sus peligros es saber que libertad de palabra puede significar esclavitud de imprenta.
(La confundida lengua del poeta. Primera Plana, enero 1969)
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