En 2004 Fidel Castro tropezó y se rompió la rótula al terminar un discurso en la ciudad de Santa Clara. Con motivo del percance, el Poeta Nacional Pablo Armando Fernández le dedicó un poema titulado "Cantar por fe (para Fidel)" que el diario Granma (palabra que como sabemos, en inglés se emplea coloquialmente para designar a la abuela) recogió en primera plana en la edición del 10 de noviembre de 2004.
Entre los hallazgos estéticos más rutilantes, los versos proclaman:
"Suele la Luz exigir/ de quienes ella ha tocado/ con el don de difundir/ su lumbre atención, cuidado/ de átomos que representan/ su divinidad/…/ Al caer no hubo tropiezo,/ ni resbalón, fue advertencia./ No te es dable descender/ contigo todo es ascenso…"
Según los versos de Fernández, el que tiene el don de difundir la lumbre es, no faltaba más, el Comandante Único. En represalia, el poeta repentista Michel Ventas, habanero de pro y amigo mío por más señas, le dedicó estas décimas:
"Pablo Armando, la espinela/ que publicó la Abuelita/ es solo prosa marchita./ Para honrar la choquezuela/ del César que periclita/ te sacaste del tras(t)ero/ un quintal de naftalina/ pero se te ve el plumero/ con tanta elogio insincero/ con tanta alabanza fina".
"Querías darle en la vena/ del gusto al viejo tirano/ pero se te fue la mano/ y tu abyección te condena./ Ahora dan vergüenza ajena/ esos ripios que compones/ inclinando la testuz/ pues le ronca los cojones/ que con tantos apagones/ digas que Castro da luz".
(Metáforas lumínicas, Diario de Cuba, febrero 2013)
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