Metiste la pata hasta el cuello y tú lo sabes. Ojalá estos años te sirvan para reflexionar, que saques alguna enseñanza del error, y que no te ahoguen en el odio. Porque ahora no tiene sentido que la disidencia y el exilio alboroten a tu favor, diciendo que todo es un burdo montaje, una malévola estratagema del castrismo, una maraña de la Seguridad, etc… sin duda la mano de nuestro G2 está ahí ¿quién lo discute? pero la verdad es que por esta vez eres cualquier cosa menos inocente.
De hecho, Angelito, eres tan culpable como los Cinco Héroes, esos pobres cubanitos de la Red Avispa, sacrificados en el altar de la política cuando el derribo de las avionetas de Hermanos al Rescate. Y si ridículo y vergonzoso es que nuestro gobierno todavía se desgañite clamando por su libertad, a despecho de la regla de oro no escrita del espionaje (si los agentes tienen éxito, no se les pueden dar medallas públicamente; si fracasan, su gobierno tiene que renegar de ellos para no implicarse en el descrédito de una guerra sucia) igual de tonto es que la mitad de la disidencia cubana quiera presentarte como una inocente víctima de las maquinaciones de nuestro Estado.
Culpables son ellos, culpable eres tú.
Tu causa, mi hermano… la común, no la política, era desde el principio indefendible. Probaste con abogados, declaraciones, claro… era tu derecho, sí, pero, seamos francos, nunca fue sino el patético derecho al pataleo de los ahorcados. ¿Que estaba amañado el juicio? No lo creo: ni falta que hacía. Por una vez, seamos francos, se hizo justicia.
(La piedra política… y el tejado de vidrio común [Carta abierta a Angel Santiesteban Pratts, Blog Efory Atocha, marzo 2013)
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