En 1942 Virgilio
Piñera, en el editorial del primer número de Poeta (“Terribilia meditans...”), había escrito: “El desarrollo es
como sigue: del síntoma (Verbum) se
origina el sentimiento (Espuela); de
éste surge el disentimiento (Clavileño,
Nadie Parecía y Poeta)”. Siguiendo el juego de palabras pudiéramos añadir: Después
vino el consentimiento (Orígenes) y
finalmente el resentimiento (Ciclón).
Éste ya estaba pronosticado, trece años atrás, en aquel editorial, donde se
lee: “Sólo que en este consejo poético de familia poética la salvación vendrá
por el disentimiento, por la enemistad, por las contradicciones, por la patada
de elefante”, cuyos destrozos fueron a aumentar la confusión y el arribismo
seudorrevolucionarios de Lunes de
Revolución (1959-1961), sin negar los nuevos valores individualmente
positivos que en ambas publicaciones se manifestaron. No parece verosímil que
el desacuerdo de Rodríguez Feo con Lezama a propósito de un ataque de Juan
Ramón Jiménez a Vicente Aleixandre y Jorge Guillén, que a su vez había atacado
a Juan Ramón en Orígenes, por grave y
hasta justificado que fuera aquel desacuerdo, provocara por sí solo y a dos
años de distancia la tajante actitud –típica del autor de “Terribilia
meditans”, programático fiscal de los que a su juicio ya desde los años
cuarenta nos repetíamos y amanerábamos– que se expresara en el primer número de
Ciclón con estas pintorescas
palabras, sabrosas para la crónica futura: “Borramos a Orígenes de un golpe”.
(“La aventura de Orígenes”. En Fascinación de la memoria, Letras Cubanas, 1993)
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