Ponte, como siempre, metiéndose
conmigo… Si estuviera concentrado en su obra, no tendría tiempo que perder,
porque, en verdad, el tiempo escasea y ya él debería tener (que no la tiene)
una obra sólida (larga y sólida), y no esos libritos medio enclenques y llenos
de aire… En su momento, Ponte nunca se atrevió a emplazar el verdadero censor.
¿Quién censuró y por qué fue censurada Naturaleza
muerta con abejas, la novela de Atilio Caballero? Sencillo: desde la
presidencia del Instituto Cubano del Libro, en 1997, creció la censura. La
novela tenía ya una edición española y la revista Encuentro, en uno de sus números, incluyó una promoción que decía:
“Una novela de riesgo”. Ahí empezó todo. Temeroso, el director de la editorial
Letras Cubanas puso la novela, sin consultarme, a disposición de la
Presidencia. Y fue censurada… al menos por uno o dos años, hasta que la propia
editorial la publicó. Claro, por aquel tiempo Ponte intentaba engañar a todo el
mundo procurando crearse un expediente de escritor aristocrático y perseguido
(de hecho, creo que intentaba conseguir una especie de beca en alguna de las
llamadas ciudades-refugio), y aprovechó la oportunidad y me atacó. Atacó al
supuesto censor. ¿Por qué no se metió con los censores auténticos? Porque
necesitaba crear un debate que le diera masa y relleno a lo que por entonces
(ni ahora, por cierto) no tenía ni masa ni relleno: su obra. Y porque, cuando
Dios hizo el mundo, a unos les dio entereza y a otros, no. Mi historia en la
editorial Letras Cubanas es la de alguien que tuvo frente a sí dos opciones: o
salirse o capitular en favor de la censura. Por eso me fui, hará 20 años, de
ese lugar, el Palacio del Segundo Cabo, y me convertí en un bibliotecario en el
Centro Cultural de España. Pero esa es otra historia, que será escrita.
(Comentario publicado en la
red, agosto 2017)
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