Denomino operación “Puente Seguro” a un proceso de enmascaramiento y normalización del neocastrismo que está en marcha, por lo menos, desde hace diez años, y que ha sido llamado de múltiples maneras por múltiples autores también desde hace por lo menos una década. En mi caso, lo he traído a colación a propósito de la visita a Miami de los autores del libro Sobre los pasos del cronista. El quehacer intelectual de Guillermo Cabrera Infante en Cuba hasta 1965, no porque pretenda descubrir el agua tibia. El proyecto, la operación, el proceso o como se le quiera llamar –del mismo forma parte el mencionado libro-, tiene, a mi modo de ver, dos objetivos fundamentales:
• Vender una imagen aperturista de cara al exterior que facilite el reacomodamiento de los herederos del castrismo en la órbita del poder
• Normalizar el neocastrismo –un régimen del tipo Putin en Rusia o Maduro en Venezuela o China neocomunista— al interior de la Isla, exprimiendo todavía más la naranja de las inversiones y remesas exiliadas
Dentro de esta normalización cabe apuntar el lavado de cerebro a las nuevas generaciones de lectores residentes en Cuba, a quienes, en este caso particular, se les presenta Cabrera Infante como un defensor del castrismo (el libro mencionado arriba destaca, como ha explicado Enrico Mario Santí en Letras Libres, “las credenciales castristas, revolucionarias, de GCI a partir de los documentos de la época”).
(Cabrera Infante, la UNEAC, el neocastrismo y los viajes a Cuba. Neo Club Press, agosto 2013)
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