Ciertamente, no hace falta ser muy perspicaz para entender lo que está pasando en Cuba y su periferia. ¿Cuándo los directivos de las revistas culturales de la oficialidad cubana se acercarán a estos proyectos independientes con sede en la Isla —Estado de Sats, Omni Zona Franca, el movimiento blogger independiente y un largo etcétera— para ofrecerles apoyo logístico y moral, o denunciarán abiertamente la represión que contra esta cultura alternativa ejerce hoy, en este año 2013, el Estado policial? ¿Cuándo se atreverán a publicar, en las revistas que editan, ensayos tan medulares y pertinentes como Sociedad civil y oposición en Cuba, del totalitarismo al día después o El nuevo periodismo en Cuba: su impacto democratizador? Sus autores viven ahora mismo en la Isla, así que si los tramoyistas de la operación Puente Seguro solo quieren llamar la atención, ¿por qué no los buscan a ellos?
Pienso, por estos días, en representantes del oficialismo de visita en Miami como el autor del libro Sobre los pasos del cronista. El quehacer intelectual de Guillermo Cabrera Infante en Cuba hasta 1965, premio UNEAC de ensayo (entre otros datos curiosos —habría que escribir un libro para mencionarlos todos—, cabe apuntar que ni siquiera en este caso se premió un ensayo, porque el texto no pertenece a ese género sino a la investigación testimonial). ¿Algo que decir al respecto? Ya basta de traficar con los muertos y los tontos útiles. No se trata de publicar cosas en Cuba, sino de qué cosas se publican en Cuba. No se trata de maximalismos, sino de entender que la consecuencia de jugar eternamente con la cadena es vivir en cadenas. No se trata de hacer política, sino de abrir el espectro a todos los ángulos y enfoques, dando paso a una verdadera pluralidad asumida desde la creación y el cuestionamiento, no desde el camuflaje y la manipulación. Abajo Fidel pero sobre todo, aquí y ahora, abajo sus títeres.
(Los puentes de la represión. Neo Club Press, septiembre 2013)
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