Si bien el texto es interesante e imprescindible, hay una omisión que no puedo dejar de mencionar. Al libro lo recorre el hecho de que Caín y Cabrera Infante fueron una ausencia criminal en la cultura cubana de este último medio siglo, pero nadie se atreve a decir con precisión a que se debió. No hay mención ni consideración sobre la política cultural del gobierno ni sobre lo orgánico que esta censura resultaba al proyecto. No soy ingenuo y sé que evitar ese tema debe ser parte del “pacto” por lo cual los organismos que rigen la cultura y la censura en Cuba permitieron la publicación de estos materiales. Velazco, como funcionario él mismo, ya que es el jefe de redacción de la revista Unión debe saberlo muy bien y también conoce los trucos para vadear esos obstáculos. Pero un libro que comienza con la “Advertencia”: La posibilidad latente de que se pierda el pasado, la muerte de los lugares, los objetos, las personas, no hace descabellada la suposición de que todo esto que nos contaron y lo que prefirieron callar, por muy verídico y apegado a la realidad que haya querido ser, algún día podrá leerse como una ficción, hace más obvia esa omisión. Cuando algo o alguien se rescata, se debe ser consecuente y decir de dónde se rescata.
Peor aún en este caso me parece la introducción de Abilio Estévez, titulada “Testimonio en/desde la ficción”, en la cual este asunto ni se esboza. Me sorprende esto en un escritor que hace tiempo vive en el exilio y que ha expresado posiciones muy interesantes y valientes. ¿Para qué se prestó a escribir esta introducción si conocía de las limitaciones que se le imponían? O es que se las impuso a sí mismo quizá para recuperar su voz y su sitio en el panteón de la literatura cubana oficializada y no tener que esperar a la muerte para que se le rescate. En realidad, Estévez perdió una gran oportunidad de decir lo que ha dicho muchas veces, o de simplemente negarse a participar. Su introducción no aporta nada al texto y solamente resulta en un apoyo a un proyecto que va más allá de su control y probablemente del de los autores del libro.
(Un texto imprescindible, una omisión imperdonable. Blog Diletante Sin Causa, junio de 2013)
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