Tuesday, September 20, 2016

Alejandro Armengol vs. Fidel Castro escritor (2)

El artículo —ya no se utiliza la categoría “reflexiones”, al parecer por la falta de continuidad— es similar a otros anteriores por su falta de coherencia. Castro no presenta una idea, la desarrolla y concluye, sino que lanza palabras, conceptos, frases, estereotipos, recuerdos, todo mezclado en una especie de narrativa cercana a un flujo de conciencia. En este monólogo uno siempre espera encontrar una revelación, una singularidad, algún detalle curioso, pero casi nunca ocurre. Dentro de un marco de referencia, que en lo que respecta a la ciencia y la historia universal, parece fundado en lecturas repetidas de una publicación como la Revista Selecciones, se intercalan algunas anécdotas personales —casi siempre sin mucha trascendencia—, lugares comunes y una visión del proceso revolucionario que inició y llevó a cabo en cuya descripción cada vez más se acentúa una posición a la defensiva: es perenne la confusión entre la realidad y una serie de supuestos ideales y metas. Hay en este punto un curioso desplazamiento que solo se explica como una forma tergiversada de justificación: Castro habla de la actualidad en términos casi siempre catastróficos, pero ajenos a Cuba: proyecta lo que podría considerarse su concepción del mundo excluyendo la realidad cubana. Puede argumentarse que procede así debido a su alejamiento de la vida pública nacional, pero en la práctica tal alejamiento no es tal: más bien su actitud es propia de un desterrado, solo que ese destierro obedece a razones de salud y no políticas.

(El largo adiós. Blog Cuaderno de Cuba, marzo 2016)

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