Estimado Sr.
Martín:
Créanos usted
que nuestro comentario es moderado, respetuoso, y en extremo animado de una
sincera intención de no excedernos en cosas que no fuese estrictamente
necesario señalar.
Ante sucesos
así sólo hay dos opciones: la primera seria obviarlos, como a tantos otros, que
uno deja pasar porque no merecen nuestra atención. La segunda sería hacer una
crítica mentirosa o complaciente, que en el fondo es una burla disfrazada de
halago.
La primera es
la peor para el autor, ya que se siente como si no existiera, y frecuentemente
te gana un enemigo eterno. La segunda (como la de Bernardo Dieguez) es tan
horrible como la primera, pero a algunos les complace, y devuelven el favor, y
se crea la cadena de clientelismo mentiroso en que se ha convertido la crítica
de arte en “este pueblo”.
Nosotros no
creemos en ninguna de la dos. Creemos en decirle al autor lo que a nuestro
juicio merece y por eso hemos recibido miles de maldiciones y una o dos
palabras de agradecimiento. Nos basta.
Fuimos a la
presentación de su libro, no por usted, a quien no conocíamos, sino por el
hecho de ser un autor publicado por Z.V. en una colección que ella avala con su
nombre y que además, prologa y presenta en público. Del show de presentación ya
manifestamos todo cuanto creemos merecía, y con razón me reclama usted no haber
dedicado unas líneas al libro. En la nota final (y en letras chicas) tratamos
de aclarar esto pero no fuimos muy explícitos, en un intento baldío de
evitarnos decirle cosas más dolorosas. El libro, que leímos esa misma noche,
intentado buscar un asidero para poder decir: “el show fue horrible, pero el
libro vale la pena"; nos defraudó. No nos dio un sólo asidero. El concepto
es fatal. Mezclar poesía, o lo que se supone que lo sea, con panfletos
políticos (o sociales, o urbanísticos), es un despropósito o “un total
contrasentido", como gusta usted decir. Fíjese que decimos “poesía” y no
“poesía política", porque no creemos que la poesía tenga apellido. La
poesía lo es o no, y esta (no porque aborde una temática específica) no lo es.
No se acerca siquiera a serlo.
Le hemos
rastreado en la Web y hemos encontrado, gracias a dios, un elogio que hacerle.
Tiene usted, ademas de un seudónimo (Baltasar Martín), que no le hace en ningún
modo retorcido) como hemos podido apreciar en algunos de sus escritos, una
especial sensibilidad y conocimientos, que exceden los nuestros, sobre danza.
Eso no es despreciable y creo que usted no lo valora en su importancia. Nos
agrada decírselo ya que otra cosa no podemos hacer, por ahora. Reciba usted el
testimonio de nuestra especial consideración.
(Martín,
perdido en el bosque. Blog
Tirofijo, noviembre 2008)
No comments:
Post a Comment