Friday, July 1, 2016

Tirofijo vs. Baltasar Santiago Martín

Estimado Sr. Martín:
   Créanos usted que nuestro comentario es moderado, respetuoso, y en extremo animado de una sincera intención de no excedernos en cosas que no fuese estrictamente necesario señalar.
   Ante sucesos así sólo hay dos opciones: la primera seria obviarlos, como a tantos otros, que uno deja pasar porque no merecen nuestra atención. La segunda sería hacer una crítica mentirosa o complaciente, que en el fondo es una burla disfrazada de halago.
   La primera es la peor para el autor, ya que se siente como si no existiera, y frecuentemente te gana un enemigo eterno. La segunda (como la de Bernardo Dieguez) es tan horrible como la primera, pero a algunos les complace, y devuelven el favor, y se crea la cadena de clientelismo mentiroso en que se ha convertido la crítica de arte en “este pueblo”.
   Nosotros no creemos en ninguna de la dos. Creemos en decirle al autor lo que a nuestro juicio merece y por eso hemos recibido miles de maldiciones y una o dos palabras de agradecimiento. Nos basta.
   Fuimos a la presentación de su libro, no por usted, a quien no conocíamos, sino por el hecho de ser un autor publicado por Z.V. en una colección que ella avala con su nombre y que además, prologa y presenta en público. Del show de presentación ya manifestamos todo cuanto creemos merecía, y con razón me reclama usted no haber dedicado unas líneas al libro. En la nota final (y en letras chicas) tratamos de aclarar esto pero no fuimos muy explícitos, en un intento baldío de evitarnos decirle cosas más dolorosas. El libro, que leímos esa misma noche, intentado buscar un asidero para poder decir: “el show fue horrible, pero el libro vale la pena"; nos defraudó. No nos dio un sólo asidero. El concepto es fatal. Mezclar poesía, o lo que se supone que lo sea, con panfletos políticos (o sociales, o urbanísticos), es un despropósito o “un total contrasentido", como gusta usted decir. Fíjese que decimos “poesía” y no “poesía política", porque no creemos que la poesía tenga apellido. La poesía lo es o no, y esta (no porque aborde una temática específica) no lo es. No se acerca siquiera a serlo.
   Le hemos rastreado en la Web y hemos encontrado, gracias a dios, un elogio que hacerle. Tiene usted, ademas de un seudónimo (Baltasar Martín), que no le hace en ningún modo retorcido) como hemos podido apreciar en algunos de sus escritos, una especial sensibilidad y conocimientos, que exceden los nuestros, sobre danza. Eso no es despreciable y creo que usted no lo valora en su importancia. Nos agrada decírselo ya que otra cosa no podemos hacer, por ahora. Reciba usted el testimonio de nuestra especial consideración.

(Martín, perdido en el bosque. Blog Tirofijo, noviembre 2008)

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