Barnet, como
si fuese cándido y no cínico, tuvo a bien traer al recuerdo de los presentes lo
que se ha dado en llamar “Las palabras de Fidel a los Intelectuales”, terrible
momento para la historia de la cultura cubana.
Recuerda el
versátil Miguelito —el más joven en aquella reunión en 1961, en la Biblioteca
Nacional—, según la nota aparecida en Granma, que Fidel Castro, en la reunión
dicha, no obstante hallarse “en un contexto en el que se encontraba impulsando
proyectos de gran importancia como la Reforma Agraria (lo cual no sirvió para
nada, pudo aclarar Barnet, pero de cualquier manera lo aclaramos nosotros) y
también enfrentando las primeras agresiones del imperialismo norteamericano,
supo dar la máxima prioridad al tema de la cultura”.
Barnet sabe
que es mentira. Miente. Es un mentiroso, un arribista.
Sabe él que
Fidel Castro armó aquella reunión para torcerles las clavijas a aquellos que
pudieran pensar que habría libertad de expresión en el arte y la literatura, si
no, recordemos: “Con la Revolución todo, contra la Revolución, nada”, la más
terrible máxima castrista de la citada reunión. Es decir, quien no esté
conmigo, está contra mí.
Sin embargo,
curiosamente, la frase antes citada no es incluida por Miguel Barnet en su
vibrante alocución en la asamblea aludida.
Afirma
asimismo el presidente de la Uneac que, gracias a aquella “presentación” del
Comandante, hubo muchos logros para los escritores, por ejemplo: “para publicar
un libro en el capitalismo, un escritor tenía que sacar los fondos de su propio
peculio, o buscarlos por aquí y por allá, haciendo concesiones”.
No es mentira,
pero tampoco es verdad. Muchos escritores recibían derechos de autor, pocos,
sí, por la publicación de su obra, pero más que todo por las publicaciones
periódicas. Los escritores entonces, en la República, debían realizar dos
trabajos, lo mismo que en el castrismo.
Buena pregunta
para el lánguido y a la vez proteico Barnet, sería: “¿Dime si la Uneac estaría
de acuerdo en publicarnos a los escritores exilados algún libro contestatario
al castrismo y hacerlo circular en la Isla, aunque debiéramos pagar por ello?
Yo estoy dispuesto a pagar y sé que muchos otros harían lo mismo.
Pero ya lo
sabemos, la respuesta es No. ¿Entonces, Miguelito, de cuáles ventajas estamos
hablando?
“Hoy tenemos
tantas figuras, tantos grandes artistas que jamás hubieran tenido la
posibilidad de desarrollarse, como ocurrió a partir de las palabras a los
intelectuales, y la idea del Comandante de democratizar la cultura y estimular
la búsqueda de nuevos valores en los lugares más remotos del país”, añade
Barnet en la nota referida.
Dice que el
Comandante “democratizó la cultura” y fue estimulada la búsqueda de “nuevos
valores”.
Miente. Sabe
que miente y ni siquiera traga en seco. Miente, lo sabían él y quienes lo
escuchaban, pero ya la Isla se ha convertido en un sitio donde mentir a favor
del castrismo es un convenio tácito entre quien dice y quien oye. Agua de
sentina.
Creo que es
esta buena pregunta para Barnet, ¿No hay un grupo inmenso de artistas,
intelectuales, creadores en general que habitan fuera de la Isla, porque allá
no pudieron, no podrían expresarse con libertad?
¿No hay dentro
de la Isla intelectuales sancionados, censurados, encarcelados, por dar a
conocer su verdad acerca de la “política”, como es el caso de Ángel
Santiesteban?
¿Tiene destino
en Cuba un joven creador que intente violar las reglas de la dictadura en
cuanto a lo que no debe tratarse en una obra?
No.
Así vemos que
cada día se arrastra más Miguel Barnet. Y uno de sus cómo es mesarle la barba
al Comandante siempre que tenga un micrófono a mano.
Qué lastimero.
Sabes, Miguel,
nadie te querrá, ni los que te escuchan allá esas falacias ni los que, por
encima de ti, fingen regocijarse con tu “revolucionaridad”.
Unos y otros
te desdeñan, porque saben que sabes que es falso lo que afirmas; que estás
hecho de otra madera y por tanto resultas un pésimo actor. Ya lo verás, ya lo
verás el día que las campanas toquen a rebato.
(Ya no sabe cuánto mentir para proclamar lo
que no es: un castrista, un “revolucionario”. Cubaencuentro, julio 2015)
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