En
las conferencias y artículos reunidos en ese grueso tomo, Domínguez se equivoca
a menudo en los hechos y, por si fuera poco, no demuestra mucho profesionalismo
como científico social. Poco agradables de leer debido a su mediocre prosa,
estos escritos no entregan ni siquiera el rigor que se espera de un renombrado
académico.
Sin
llegar a ofrecer nunca una definición rigurosa de autoritarismo y
totalitarismo, Domínguez afirma en algún momento que en los setenta el régimen
era “autoritario” (p.92), pero en otros dice en cambio que era totalitario y
sugiere que en los noventa se ha producido un tránsito al autoritarismo; y aun
en otro llama “regímenes marxistas-leninistas autoritarios” a la Unión
Soviética, China, Viet Nam Yugoslavia y Cuba (p.140) Más allá de este embrollo,
lo que queda claro es la tesis según la cual en el hecho de que “el
totalitarismo en Cuba siempre fue incapaz de lograr sus plenos objetivos y por
tanto fue imperfecto o defectuoso” radica una diferencia distintiva con
respecto a otros regímenes comunistas; a lo que cabría objetar que esa
diferencia, de ser tal, no hace al castrismo menos totalitario, como no hace a
la dictadura castrista menos unipersonal el hecho de que el dictador, incapaz
de cumplir personalmente todos sus dictados, deba forzosamente delegar en otros
algunas funciones. Según el estrictísimo criterio de Domínguez, tampoco los
regímenes de Stalin o Mao serían, en rigor, unipersonales, pues el papaíto de
acero no instaló él sólo el GULAG, y otras manos además de las del camarada de El libro rojo intervinieron
en el exterminio de los gorriones de China.
Domínguez
sostiene que el régimen castrista es una “oligarquía consultiva”, donde “el
grupo gobernante consulta ampliamente en el ejercicio de su poder”. Afirma que
“el sistema político cubano se apoya en la extensa participación política de
los ciudadanos” y que esa “consulta extensa” distingue a Cuba de los regímenes
autoritarios que no involucran a sus ciudadanos en asuntos políticos aun de
esta manera limitada.” “No es una dictadura de un hombre solo. No es
simplemente impuesta a un pueblo que no participa. (...) No es persistentemente
represivo, física o violentamente, contra sus críticos internos.”(p.136) De las
“consultas populares” de los ochenta dice que “este espacio político, modesto
en tamaño, pero importante, ha sido siempre la válvula de escape del gobierno
cubano”(202).
¿Quién
no sabe que la válvula de escape no han sido esas ridículas rendiciones de
cuentas donde no se podía ir más allá de quejarse del salidero de la
alcantarilla de la esquina, sino la emigración? Errores así no son difíciles de
encontrar en estos escritos de Domínguez, cuya falta de vista lo lleva a
magnificar los triunfos del ejército cubano en Angola y Etiopía (que contrasta,
en mi opinión erróneamente, con las derrotas de estados Unidos en Viet Nam y de
la Unión Soviética en Afganistán) mientras apenas tiene en cuenta el
estrepitoso fracaso de las guerrillas apoyadas por Cuba en América Latina.
A
pesar de que reconoce la existencia de leyes antidemocráticas y de los presos
políticos, Domínguez escamotea no poco la esencia represiva del sistema: “Los
cubanos han estado en el curso de los años en desacuerdo con algunas de las
directivas de su gobierno, de modo que existe un terreno fértil donde plantar
las semillas de una oposición a aquel. Mas para comprender por qué el régimen
se ha mantenido, es importante centrarse en hechos sobre los que pocas veces se
habla fuera de Cuba, y es que, incluso entre sus críticos, el régimen puede ser
visto como inepto en mucho de lo que hace pero no en todo lo que hace; ni
tampoco es opresivo en todos los terrenos, en tanto que muchos miembros del
partido son buenas personas.” (pp.202-203) Y en otro lugar: “No es una
dictadura de un hombre solo. No es simplemente impuesta a un pueblo que no
participa. No es ininterrumpidamente lo mismo que fue en la década de su
fundación. No es persistentemente represivo, física o violentamente, contra sus
críticos internos. En cambio, es un sistema político jerárquico y burocrático
en donde el poder personal de Fidel Castro importa enormemente, pero mucho
menos que en un régimen unipersonal. Ha habido cambios importantes que hacen
que algunas características consultivas de la participación política sean significativas
para los ciudadanos, quienes pueden quejarse y se quejan ahora respecto a casos
de mediocre desempeño público o de defectuosos bienes de empresas estatales y
servicios en las municipalidades.” (p.136)
Pero
no es mi intención reseñar Cuba
hoy; sino sólo dar a conocer un poco algunas de sus tesis, pues no
todos han tenido acceso a ese libro ni a las publicaciones académicas donde
aparecieron originalmente la mayoría de los trabajos que reúne.
(Algunas
tesis de Jorge Domínguez. Blog Cuba: la memoria inconsolable, febrero 2007)
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