Thursday, February 18, 2016

Ernesto Hernández Busto vs. Encuentro (2)

Más allá de su indiscutible labor de mérito cultural, las sucesivas versiones de Encuentro, incluyendo la actual (que muestra síntomas evidentes de ruptura con varias de las personas que hasta el otro día se rasgaban las vestiduras para defender al proyecto de cualquier crítica) trazan la trayectoria de un proyecto que sólo se concebía a sí mismo dentro del mundo de la subvención. “La revista Encuentro –dicen en su despedida— ha sido muy afortunada al contar con medios procedentes de instituciones políticas y culturales del más diverso signo, interesadas en apoyar una iniciativa basada en el debate democrático y el respeto al otro y no en la descalificación y el enfrentamiento sistemáticos. Si los patrocinadores han persistido en su apoyo ha sido gracias, no sólo al empeño de sus fundadores y del reducido grupo editorial, sino, y sobre todo, gracias a la maestría y la generosidad de cientos de colaboradores que han alimentado el proyecto…”. Elegante, pero inexacto. El proyecto Encuentro recibió millones, y nunca explicó la manera en que se gastaba ese dinero, incluso cuando se hicieron públicos varios reclamos en tal sentido y se difundieron algunos indicios de malversación y nepotismo. Tal opacidad —que se mantiene hasta hoy— fue acompañada por exclusiones, censuras y silencios editoriales de muy variado signo. Lo de la “generosidad” de los colaboradores es una manera de decir que costaba mucho cobrar lo poco que pagaban (a los que no estaban en plantilla). Lo que ha quedado ahora es un panorama confuso de litigios, impugnaciones, reclamos y nuevas búsquedas de subvenciones.

(“Encuentro” se despide. Blog Penúltimos Días, junio 2010)

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