Pues va de que no hace muchos días fue recibida en la Alianza Francesa
de Miami, bajo su anagrama y el de ZuGalería, una poeta cubana de pro, que se
hizo famosa por las lecturas que se daban en su azotea y por un espasmódico
poema que eleva la figura de Fidel Castro a la que ella por entonces
consideraba correcta: la de un dios.
Ya no es necesario arrepentirse o entonar el viejo cuentecito de “yo
estaba equivocado”. En fin de cuentas, hacer eso siempre fue una hipocresía. Da
lo mismo tocar los timbales, las maracas, rascar la quijada o rasgar la
sensiblera guitarra de los cantautores, que aparecerse con un poema. Al fin y
al cabo todos tenemos un pasado, también Himmler, Pol Pot, el sobrino de
Pinochet, Migdalia la de Vigilancia del CDR y Chucho el Gordo que era jefe de
abastecimiento, miembro del núcleo del Partido y en sus ratos libres (los más)
robaba para enriquecerse contra natura. Reina María Rodríguez es poeta –asegura
la UNEAC— y por lo único que será recordada es por haber ensalzado la dulzura
de los discursos de Fidel, voz que desgraciadamente he tenido que oír más que
la de mi propio padre, que era muy parco.
A esto creo que los pro-revolucionarios le llaman “Intercambio
cultural CUBA-USA”, pero que yo sepa, Luis de la Paz, ni Reinaldo García Ramos,
ni Ángel Cuadras ni Prats Sariol, ni siquiera Manny (no me acuerdo el apellido
y no tengo ganas de buscarlo) han sido invitados por el Gobierno cubano a leer
sus poemas o sus textos en la ruinosa Habana. Luego, pues, no comprendo qué
materiales, ideas o personas se intercambian. (Yo soy bruto, muy bruto,
elemental y básico, y no entiendo de subterfugios.)
Más allá de ser una vergüenza, considero y afirmo el carácter
totalmente ASQUEROSO y DELEZNABLE, no de la Reina María de las Azoteas –que,
como la Yoani, y todo el mundo allí/allá, lo que quieren es viajar, viajar,
viajar, Dios mío, pero sin pasar por los sacrificios del inmigrante— sino de
los ghetteros que acuden a esos ágapes y luego quieren y exigen que les traten
con respetabilidad y honor, y que en vez de decentes inmigrantes se les considere
merecidos asilados políticos, porque, oh, Dios mío, nadie es capaz de imaginar
lo que hemos sufrido fingiendo más de medio siglo. Y eso merece una
consideración. Y una compensación, preferiblemente material y en dinero.
Que El Diablo los mantenga bien unidos.
(One-sided love affair. Blog El Penthouse de Heriberto, junio 2011)
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