Lezama Lima sí recibió algunas agresiones después de 1959, pero no provinieron de ningún sector responsable de la Revolución cubana, sino de un grupúsculo ambicioso de poder que se parapetó en el semanario Lunes de Revolución. No todos, aclaro, estaban contaminados de la misma ansiedad de supremacía; en Lunes hubo intelectuales honestos y la publicación, no obstante "snobismos" y descarríos, sirvió parcialmente a fines de información y difusión cultural.
El dirigente del grupúsculo era Guillermo Cabrera Infante, y fue uno de sus más fieles discípulos, Heberto Padilla, quien escribió: "¿Qué queda, pues, de Orígenes? ¿Dónde está el gran libro de esa generación? ¿Dónde está la originalidad y madurez de ciertos frutos obtenidos? ¿Dónde está el resumen después de veintidós años de tarea...? No hay nada... Diez poetas se reunieron para modelar una muerte sin grandeza... ¿Qué poema puede escribir hoy Lezama que no recuerde su vieja voz hueca y grotesca?... José Lezama Lima terminó ya... como todos esos poetas mediocres que ha desenterrado la avidez de antólogo de Cintio Vitier, su nombre quedará en nuestras antologías ilustrando las torpezas de una etapa de transición que acabamos de cancelar en 1959."
Padilla publicó lo que antecede en el número 38 de Lunes de Revolución del 7 de diciembre de 1959, en un artículo titulado La poesía en su lugar. Este fue uno solo de los muchos ataques que Lezama tuvo que soportar. Los integrantes del grupúsculo no tenían historial revolucionario, ninguno podía exhibir una sola acción valerosa durante el difícil período de lucha contra la tiranía y se ensañaban con la inofensiva figura del poeta para demostrar su supuesta combatividad militante. Creían que con estas dentelladas de escualo contra el sólido cetáceo acumulaban méritos, cuando sólo ganaban el desprecio histórico hacia su actitud medrosa.
El 27 de abril de 1971, después de cierta peripecia, que no es pertinente relatar en este artículo, Heberto Padilla, en una comparecencia pública en la Unión de Escritores, le endilgó a Lezama actitudes y criterios de los cuales el poeta estaba muy distante. Dijo Padilla aquella noche:"...yo sé que puedo mencionar a José Lezama Lima. Lo puedo mencionar por una simple razón; la Revolución Cubana ha sido justa con Lezama, la Revolución Cubana le ha editado a Lezama este año dos libros hermosísimamente impresos... Yo me decía: Lezama no es justo y no ha sido justo, en mis conversaciones con él, en conversaciones que ha tenido delante de mí con otros escritores extranjeros, no ha sido justo con la Revolución." Y seguía hablando de la amplitud de una Revolución que publicaba una obra como la de Lezama que "se basaba en otras concepciones políticas y filosóficas". A Cintio Vitier y Fina García Marruz, que no habían estado presentes, le narraron lo sucedido. El poeta palideció de estupor y sólo pudo murmurar: "!Ese hombre es un canalla!"
Los que ahora acusan a la Revolución de haber hostigado a Lezama son los mismos que no cesaron en sus conspiraciones y asechanzas contra la figura de Trocadero 162. Pero hay otros ejemplos y razones, motivos y fundamentaciones que nos ayudan a definir mejor a Lezama Lima y sus relaciones con la Revolución cubana.
(…)
En el gran plan para desacreditar a Lezama, y sus relaciones con la Revolución, se ha llegado a extremos deleznables. Guillermo Cabrera Infante, con su habitual e inescrupuloso afán de notoriedad, llegó a publicar un sórdido artículo donde escarba en las intimidades de la vida personal del poeta. Este acto de rapiña en el patio privado ajeno, esta hazaña de buitre(que no era más que la continuación de los viejos ataques de Lunes de Revolución), tuvo una deplorable caja de resonancia en la revista Vuelta, que dirige Octavio Paz, de cuya amistad siempre se ufanó Lezama.
(Para una definición mejor de Lezama Lima. La Jiribilla, julio 2001)
No comments:
Post a Comment