Hay ciertas personas con las que tú has sido generoso. Le has tendido en más de una ocasión tu mano amiga; has estado a su lado en momentos difíciles; pero aun así no ha sido suficiente para que esa persona no solo sea ingrato contigo, sino también desleal, pérfido y hasta difamador. En muchas ocasiones, esto puede suceder por envidia o celo profesional, en otras porque tus ideas no coinciden con las suyas o con las de un grupo predominante que le es más conveniente para sus intereses, o simplemente por puro egoísmo esa persona quiere imponer su voluntad y, por lo tanto, aspira a que tú te despersonalices y dejes de ser tú para ser de él u otros. Si alguna vez tienes este tipo de experiencia, no te arrepientas por lo que hiciste por esa persona, pues todas no son iguales, ni te sientas mal por lo que te hizo. Solo piensa que esa persona cometió la estupidez de perderte para siempre.
(publicado en la red, octubre 2013)
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