Noten que dejo fuera a Nicolás Guillén, cuya poesía en el período revolucionario es más bien repetitiva y trivial, para no hablar de otros como Cintio Vitier, que ni siquiera habían hecho obra digna antes y mucho menos después. Burócratas y comisarios con abultadas obras sobran: la historia los absorberá.
(Oye mi son: el canon cubano, Encuentro de la cultura cubana, No. 33, 2004)
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