Wednesday, May 27, 2015

Ignacio T. Granados vs. José Lorenzo Fuentes

En el exilio, José Lorenzo Fuentes pudo llevar y llevó una vida regular que conoció el éxito; no precisamente por su innegable valor literario sino de la mano de sus creencias en el más allá, que le hicieran un prolífico y publicado autor —con regalías— de libros de metafísica. Una dualidad serena que ni por asomo pasaría por la contradicción esquizoide, pues hacía rato que la metafísica formaba parte de su literatura; no obstante, tanta serenidad se debía al buen juicio con que la metafísica discurría bajo la literatura sin influirla o determinarla, como otra vuelta más de la ficción. Pero los religiosos no pueden eludir el karma de quien tienta lo divino, y él tampoco pudo; con un ego bien montado pero no por ello menos egocéntrico, jamás comprendió que debiera compartir algo más que bendiciones. Fue así que terminó manipulado por quienes necesitados de su nombre no discriminan para mercadearlo; total, él mismo se había defenestrado con la publicación de una novela testimonio en que narraba una experiencia de regresión sin otro mérito que la regresión misma.
   Entiéndase, la majestad de José Lorenzo Fuentes en la literatura es literaria pero no escriturística; su gramática funcional no le permite giros escandalosos [Carpentier] ni el drama paradojal [Borges], ni mucho menos la sutileza místico-filosófica [Lezama Lima]. Hecho para el realismo [Cabrera Infante], se distingue por la irrupción del drama metafísico [Carpentier] que lo emparenta con el realismo mágico [García Márquez], pero en la reversa de un originalísimo Idealismo Trascendental. Eso lo debe sin dudas a su ropio estructuralismo metafísico, pero como imaginario y no precisamente como doctrina; una doctrina es groseramente anti literaria en su pretensión moral y seudo trascendentalista, sobre todo si es religiosa. Eso es lo que explica este acto último de auto defenestración, en que José Lorenzo Fuentes se sume en la mediocridad de una consejería confesional; con razón es comercializado por el último atajo de hipócritas de Miami, como si aún no sobrepasara aquella de ser el periodista de Fidel.

(Auge, decadencia y caída de José Lorenzo Fuentes. Blog Dirty City, enero 2013)

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