Friday, May 22, 2015

Antonio José Ponte vs. Roberto Fernández Retamar

Pedro de la Hoz ha escrito en Granma que Octavio Paz es "curiosamente más citado y referenciado en nuestro país que leído de primera mano". En tal razonamiento prima, como en el de los científicos del experimento, una casualidad bastante errática. Por supuesto que un cangrejo sin patas no podría caminar por mucho que se lo ordenaran, y que un autor no publicado jamás podría ser leído ampliamente. Pero algo diferencia al chiste del artículo: este último no reconoce la violencia ejercida y procura borrar toda memoria del despiezamiento, de la censura ejercida durante tantas décadas.
   La curiosidad, que en otros es virtud intelectual, es en Pedro de la Hoz recurso para la engañifa. La suya es una curiosidad mentirosa. Felicita a Roberto Fernández Retamar por su "lúcida gestión editorial", por haber ofrecido al lector cubano un volumen de ensayos sobre la obra de Paz. Pero en este caso la lucidez de Fernández Retamar es idéntica a la que ya desplegara con Borges: luego de negarlo con razones de materialismo histórico, se ocupa de "recuperarlo".  Prologó y antologó y visitó a Borges, a la par que cambiaba sus opiniones contra el  argentino en ese ensayo suyo que no se cansa de reescribir, Calibán. Y si alguna lucidez conserva el presidente de Casa de las Américas es la de una celestina que zurce y rezurce su propio virgo.
   A comisarios políticos como él (y otros más altos) puede achacarse lo poco leído que ha sido Octavio Paz entre cubanos. Fernández Retamar no ha tenido a mal torturar cangrejos gritándole lemas partidistas, aunque donde un sujeto como Pedro de la Hoz pretexta curiosidad, él habla luego de su admiración entrañable por esos bichos.
   Granma no menciona la censura que pesara en Cuba sobre Octavio Paz, pero el artículo no habría sido publicado allí  sin un ajuste de cuentas con el Paz político. "Prejuicios y cegueras propias y un desmedido afán de protagonismo como hombre público explican sus desencuentros con la Revolución Cubana, el sandinismo y la izquierda mexicana", afirma De la Hoz.
   Lo que él considera izquierda mexicana es, mayormente, el régimen del PRI. Y cualquier oposición política va a ser entendida en Granma como patología: narcisismo, ceguera, incapacidad de completar un juicio. Pero hay que ver el tratamiento empleado por De la Hoz contra el afán de protagonismo del Nobel mexicano: saca superioridad de la nada y llama a Octavio Paz criatura. Así describe al escritor centenario: "una criatura que en su juventud se identificó con las ideas socialistas y la defensa de la República Española".
   Parece que el ridículo acompaña siempre a estas exhumaciones oficiales. Porque, a pesar de todo su talento literario, Roberto Fernández Retamar no alcanza nunca a desprenderse de ese ridículo. Y tampoco pudo conseguirlo aquel otro dotado exhumador, Cintio Vitier. Incapacitado para alcanzar tales alturas, De la Hoz maneja con chapucería la sentimentalidad de los censores, suelta suspiros de comisarios mucho más risibles.

(Octavio Paz, cangrejo en ‘Granma’. Diario de Cuba, abril 2014)

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