El principal error/limitación fue no entender o no haber sabido captar el enorme potencial transformador del lenguaje de la poesía que hay en el intersticio de las diferencias de identidad; o sea, en las escrituras provenientes de los sub-campos gay y lesbiano, organizados según raza, género o creencia religiosa. La ceguera/sordera de los Diáspora(s) para esto los convierte, contra su propia voluntad, en reproductores del mismo poder al cual tan agudamente combaten en sus formulaciones centrales. El segundo gran error (y aquí jugaron importante papel los prejuicios típicos de los intelectuales capitalinos) pienso que fue no haber hecho prácticamente nada para encontrar aliados en las provincias del país; o sea, para desenclaustrar el movimiento mediante la puesta en práctica de un programa de activismo no-habanero. El tercer error grande, y aquí termina mi lista mínima, fue no haber entendido (tanto por prejuicios nacionalistas como por ignorancia) el tipo de beneficio que para ellos significaba la adhesión al grupo de un poeta de dimensión continental como José Kozer (quien, además, constituía un puente hacia el neobarroco). Según lo anterior, Diáspora(s) es más la reacción a una neurosis nacional, una voluntad de fuga del poder (en el ámbito de la literatura) antes que la puesta en práctica de un proyecto cosmopolita concebido desde su inicio como imantador (de los actores del campo literario cubano) y enfilado a fabricar alianzas en el ámbito de la lengua o el continente.
(Ratas, líquenes, insectos, polímeros, espiroquetas. Grupo Diáspora(s) 1993-2013)
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