Thursday, November 5, 2015

Heriberto Hernández Medina vs. Enrique Ubieta

Al perpetrar su más reciente canallada, Zapata: ¿un muerto útil?, por escrito y con alevoso desconocimiento de todo signo de humana decencia, Enrique Ubieta Gómez, sobrepasa la línea de no regreso. “La absoluta carencia de mártires que padece la contrarrevolución cubana, es proporcional a su falta de escrúpulos”, se apura a escribir este cipayo, y supongo que llama “la contrarrevolución cubana” a todos los que no reconocemos obediencia o autoridad a sus amos.
   Yo, uno de ellos, entre los muchos que decidimos vivir fuera de su feudo y que no necesitamos mártires para sustentar nuestra palabra o nuestras acciones, podría recordarle la larga lista de muertos que son el único patrimonio de la dictadura. Pero cuando un hombre decide convertirse en el “limpia peceras” de un dictador, en la miserable servilleta de las babas del poder, desciende en la escala evolutiva al sitio en que los carroñeros limpian el terreno donde la fiera ha devorado a su víctima, de los despojos que excedieron su hambre. ¿Cómo hablarle a una hiena? ¿Qué discutir con un buitre?
   Cuando alguien decide mentir y la víctima de sus calumnias es un muerto, un hombre que ha escogido morir antes que ser vejado y humillado, está inaugurando en su pecho una catedral para la sumisión y a ella ha de rendirle culto el resto de su vida. El esclavo que hay en él nunca más levantará la cabeza.

(Enrique Ubieta, un vivo "inútil". Blog La Primera Palabra, febrero 2010)

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