Por dos veces, ustedes (Orígenes) se han molestado para molestarme pidiéndome colaboración. Las dos veces lo han hecho con grandes demostraciones y me han ofrecido las más bellas seguridades. Las dos veces —y parece un juego de locos— han postergado mi envío porque sí; sin razón suficiente, ya que no se puede llamar razón al hecho de paginación del número (como ayer se lo expresara usted a Galán tratando inútilmente de justificar sus ukases) pues mi envío era muy anterior, por ejemplo, al del poeta norteamericano autor de “A Word with Rodríguez Feo”, y que este poeta (yo digo el norteamericano) puede aparecer perfectamente en el número de verano a fin de cometer el delito de lesa cultura con mi colaboración, repito, pedida y repedida por ustedes.
Yo no pretendo, como vociferó histéricamente el joven Feo anoche en su casa “dictarle normas como colaborador a Orígenes…” No. Lo que yo defiendo es algo infinitamente más sutil y serio que toda esa dialéctica de burgués bien alimentado. Defiendo el principio de respeto mutuo, de cumplimiento a todo trance de la palabra empeñada. Pienso, que en último extremo, poco me importa si publico o no en Orígenes como en las VVV, porque lo que me debe importar es ese hecho impresionante de haber realizado la obra misma. Si Orígenes se produce a base de movimientos tácticos, de estériles niaseries (Rodríguez Feo tirando todo por la borda a fin de que su nombre quede inmortalizado por gracia de “A Word with Rodríguez Feo”) no me importa. Usted dice que usted es el gran cocinero intelectual de Orígenes y que los ingredientes que allí se cuecen sólo entran al fuego sólo después de sus labios decir sí. Pero parece que no es así tan absolutamente cuando el joven Feo tiene el poder por su dinero de darse el lujo de publicar “A Word with Rodríguez Feo”, dejándolo a usted en ridículo, que se acercó a natalio Galán, una noche, humildemente a pedirle mi colaboració para este número extraordinario de Orígenes y que le diera todas las seguridades de que iban mis poemas a ser publicados en dicho número.
Es por todo esto que el entendimiento se me hace aguas pensando a qué pueda deberse un juego tan sucio y tan inútil. Si como es cierto Orígenes es la mejor revista de arte y literatura de Cuba (la jerarquía es difícil de establecer ya que es la única) y como usted dice es honor publicar en ella, debería consecuentemente concederle al honor y al compromiso entre gens de lettre la misma manga que le concede a la letra impresa, ¡ay! Que no es ni con mucho lo que constituye la verdadera cultura del hombre. No Lezama, a base de jueguitos tácticos, de doradas postergaciones pero postergaciones al fin y al cabo no publicaré jamás en Orígenes (la mejor revista de Cuba) por la misma razón que jamás publicaré en Zig-Zag. Está claro que la mejor revista de Cuba y el chispeante semanario coinciden en un punto: en el de la volubilidad y venialidad. Y si se me quiere demostrar lo contrario no se me envíe una respuesta apasionada o se me rodee de ese otro gran chantaje que es un silencio bien organizado. Publíquense sí mis poemas, pedidos por usted para este número. No sería una humillación. Sería sencillamente un cumplimiento de la palabra empeñada.
(Virgilio Piñera, de vuelta y vuelta. Correspondencia 1932-1978, Ediciones Unión 2011)
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