Martí fue, tanto por el espíritu como por la clase social de donde procedía, un pequeño burgués. Filosóficamente, toda su obra está impregnada de un eclecticismo oportunista que lo conduce a estrepitosas contradicciones: llora con los pobres, pero no quiere que se acaben los pobres; ama hasta el delirio al hermano negro, por no va contra las causas que lo mantienen en su plano de inferioridad social; quiere una República ‘con todos y para [el bien de] todos, pero no quiere suprimir las clases sociales. Pero no sólo no quiere suprimirlas, sino que arremete contra los que lo pretenden...
(El pensamiento filosófico de José Martí y la revolución cubana [1946]. Citado por Carlos Ripoll)
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