Lo más lógico del mundo es que le hayan dado el Premio Nacional de Literatura a un Padura. Siempre se lo dan a un Padura. Nunca a un escritor. Siempre a un lameculos faldero que salta por el aro según lo estipulado.
Lo más despreciable del Premio Nacional de Literatura de Cuba no es quién lo otorga, es quien lo acepta.
¿Tiene que ver algo este premio con la literatura? Nada. Es otra ceremonia entre amo y esclavo en la que el amo le da una palmadita en la espalda al esclavo y el esclavo tiembla agradecido y deja escapar un ladridito trémulo.
(Blog Emanaciones)
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