Rivero sabe que en Cuba tuvo la suerte de un descubridor en tierra de indios analfabetos. Allá descubrió el poeta oportunista su filón de oro. Léase jabitas con botellas y componendas editoriales, y puestos claves, y control generacional de intelectuales, y manejo de la información, y publicaciones de alcance, y premios inmerecidos, y decisiones para publicar, y reconocimientos comprados, (todo esto ligado al dinero sucio de tus jefes en la nomenclatura), y autorización y atribución de viajes literarios y esto, más los banquetes y saqueos conocidos en la UNEAC. Ahora, lo quiere repetir en el exilio, pues sabe que posee la habilidad de caer en el momento oportuno, de componer a tiritas una historia que el exilio no se tomará el trabajo de investigar.
(La tristeza de Raúl Rivero, Revista Guaracabuya, 2006)
No comments:
Post a Comment