Tuesday, November 11, 2014

Gastón Baquero sobre la “Antología de la Poesía Cubana” (1937), y José María Chacón y Calvo

En cuanto a la Antología del 37 (o del 36, que fue cuando se hizo, no cuando se publicó) recuerdo que se le llamó “cajón de sastre”, por el enorme número de personas incluidas. Naturalmente, una antología así no puede ser sino un catálogo, y como tal, la Antología de Juan Ramón y Chacón y Calvo, fue útil. Yo no estoy en ella, o creo recordar que no estoy. No tengo el libro a mano. Se decía que ante ciertas críticas acerbas, Juan Ramón Jiménez explicaba, en privado, no en público, que toda la culpa era de Chacón y Calvo. Chacón era tan buena persona que no podía en modo alguno ser un crítico, lo que merece llamarse un crítico, que no es un malvado por fuerza, pero es alguien que debe tener el valor de enjuiciar con libertad y con objetividad, y de decir francamente lo que piensa, y sobre todo, por qué piensa y cree eso que dice.
   Chacón era una maravillosa persona como ser humano y como erudito. Pero como crítico era un desastre. Una vez le escuché responder a alguien que le reprochaba sus elogios excesivos a un verdadero matarife de la poesía: “¡Es tan buen hijo, es tan buen hijo!”. Juan Ramón confesaba que se sentía coeccionado por las recomendaciones de Chacón a la hora de seleccionar los poemas para la Antología. Suavemente, suasoriamente, Chacón acababa siempre por salirse con la suya, porque Juan Ramón estaba en situación de inferioridad: invitado, bien acogido, tratado por Chacón con enorme delicadeza y respeto, ¿qué iba a decir? Pero me consta que cargó con la Antología como una cruz, y que se ruborizaba de ella como de un delito monstruoso. No era para tanto. Pero un hombre tan exigente consigo mismo como Juan Ramón, que tenía además un ojo infalible para “ver” el poema, tenía que reaccionar forzosamente como una víctima ante las cataratas de la Antología.

(Entrevistas a Gastón Baquero, Editorial Betania, 1998)

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