Suele ser verboso. Tiene versos rellenos de adjetivos. Cae en los defectos propios de aquellos tiempos en que al sentimiento se decía sensibilidad; hay en casi todas sus páginas versos débiles, desinencias cercanas, asonantes seguidos, expresiones descuidadas, acentos mal dispuestos, diptongos ásperos, aliteraciones duras; ésa es la diferencia que hay entre un bosque y un jardín: en el jardín todo está pulido, podado, enarenado, como para morada de la flor y deleite del jardinero ¿quién osa entrar en un bosque con un mandil y las podaderas?
(Heredia, El Economista Americano, Nueva York, julio 1888)
No comments:
Post a Comment