¿Existe en ciertos ámbitos culturales de Miami supuestamente mixtos —en cuanto a inclinaciones sexuales, se entiende— un cada vez menos solapado ambiente discriminatorio contra los artistas y escritores heterosexuales? ¿Se respira en ellos una atmósfera de intolerancia y prejuicio anti-heterosexual? Hay que tener cuidado, porque la condición de diferente, de hetero, no debería implicar per se el cartelito de “homofóbico”. De estos equívocos teledirigidos está alimentándose interesadamente una nueva clase parásita, la del jinetero cultural (gay) esbozado arriba, que esconde sus carencias creativas y humanas tras la fachada del victimismo.
Por sus obras los conoceréis, no por sus palabras (menos por sus bretes y calumnias). Sería bonito que los homosexuales y bisexuales de la cultura miamense —y me refiero sobre todo al ámbito cubanoamericano—, los honestos y auténticamente creativos, que son la inmensa mayoría, tuvieran claro lo que cuatro gatos acomplejados pretenden de ellos: Comerles la cabeza, usarlos en su beneficio, dividir en bandos artificialmente contrapuestos desde la manipulación interesada y el complejo de inferioridad. Vista larga hace fe.
(Miami, heterofobia y jineterismo cultural. Blog Neo Club Press, noviembre 2012)
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