Thursday, February 4, 2021

Alberto Méndez Castelló vs. la UNEAC

Hoy, en Cuba, un integrante honesto de la UNEAC debía preguntar como en su momento se preguntó el doctor Entralgo: “¿contra quién volverá esas armas el ejército?” Y, añadir otra pregunta: ¿Por qué los militares no se dedican a otra cosa en lugar de manejar cadenas de tiendas dolarizadas, hoteles, granjas y toda suerte de negocios que nada tienen que ver con los militares?

   En el discurso del 18 de agosto de 1961, previo a la constitución de la UNEAC, el entonces designado presidente Dorticós dijo acerca de artistas y escritores: “debemos condenar algunas tendencias que a veces terminan en círculos literarios y artísticos, de desdén hacia la cultura política”.

   A decir de Dorticós Torrado, el “desdén hacia la cultura política” de la mayoría de los integrantes de la UNEAC, a 59 años de su fundación es inconmensurablemente mayor que en 1961. Fuera de Cuba es de uso corriente escuchar a artistas cubanos atados a lazos en la Isla, decir que lo suyo es el arte y no la política. Y dentro de Cuba, lo usual entre los adscriptos a la UNEAC son los “asalariados dóciles al pensamiento oficial”, los “becarios” que viven “al amparo del presupuesto (estatal o empresarial) ejerciendo una libertad entre comillas”. Las frases y palabras entrecomilladas son del Che Guevara.

   Ezra Pound dijo que “los artistas son las antenas de la raza; los escritores de un país son voltímetros y manómetros de la vida intelectual de la nación. Son los instrumentos registradores, y si falsifican sus informes no hay límites al daño que pueden causar. El mal arte es un arte inexacto. Es arte que rinde informes falsos”.

   Y quizás por las malas artes del arte inexacto por más de medio siglo rindiendo informes falsos, hoy Cuba es un país de viejos; un país de donde nuestros hijos se fueron o de donde pretenden irse, porque, según dicen, a Cuba se le quiere más y mejor desde lejos.

(UNEAC: 59 años en el laberinto del castrismo. Cubanet, Agosto 2020)

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