CKA -Literatura
cubana de fin de siglo, periodización del ensayista y narrador cubano,
residente en Cuba, Francisco López Sacha… me llama la atención que te haya
omitido. ¿Por el mismo patrón de censura que marginó en su momento a los poetas
Heberto Padilla y Lezama Lima, entre muchos otros? ¿Qué piensas al respecto?
FLV -Ah, ya ese texto tiene unos cuantos años. No sé
dónde se publicó originalmente. En su momento, varias personas, que al parecer
lo tomaron de internet, me lo enviaron y me hacían la misma pregunta que tú
ahora. Por aquí lo tengo impreso. Mira, a las periodizaciones y ensayos de
Francisco López Sacha no hay que hacerles mucho caso. A veces hay ligereza en
sus posiciones; poca profundidad, quiero decir. En no pocas ocasiones, según he
visto, refríe sus textos anteriores, cambia, adiciona, resta, sin exponer un
argumento sólido. Cuando leemos la periodización que nos ocupa, observamos que
va hacia atrás y adelante y salpica con ejemplos que ya da por paradigmas y
sigue por otra vía, en lo que se refiere a contenido digamos. Como, asimismo,
el tono es de una prepotencia sublime, "de esto es así y para
siempre"; es decir, si le hiciéramos caso, no hay duda: el camarada Sacha
es Árbitro Supremo de la literatura cubana, o al menos de la de Fin de Siglo
–un fin de siglo como de 50 años–. Pero creo que ya pocos son los que recuerdan
este intento catequizador. Lo peor de todo es que cuando el camarada Sacha
escribió y dio a la luz este texto, aún era presidente de la Asociación de
Escritores de la UNEAC, lo cual le daba un viso oficialista a lo escrito. O, al
menos, algunas personas así lo tomaron. Tamaña hazaña se propuso López Sacha:
meterle a los tres géneros –poesía, cuento, novela– y afirmar lo que estaba
bien –y, por omisión, lo que estaba mal– rotunda y definitivamente, para
siempre, para siempre: la biblia de la literatura cubana del fin del siglo XX
ha sido escrita, la escribió el camarada Sacha, nada más que hacer; no hay otra
opción: el tono del escrito no lo permite. Yo creo que todos los que cita o
incluye o enaltece en su texto, lo merecen, unos más y otros menos digamos. Si
no "toca" mi obra en ninguno de los tres géneros, sus razones tendrá;
lo que sí creo imperdonable es que omita a otros, casualmente residentes fuera
de Cuba (algunos ya fallecidos), no sé si por ignorancia, por convicción, o
por… No sé.
CKA -Eso no hay que analizarlo mucho, sabemos
perfectamente la política cultural de la Isla, y también los cánones
establecidos, muy bien asimilados por la intelectualidad, ya sabes que allí
normalmente hay que seguir una metodología, mediatizada con el poder si quieres
sobrevivir. Pero en este caso, ¿piensas que este señor siente algo así como una
especie de inquina personal hacia ti, quizás celos porque has logrado escribir
lo que a él le ha sido imposible, o sucede que a estas alturas le resultas
molesto al gobierno de La Habana y han decidido censurarte?
FLV -No, al contrario, creo que Francisco López
Sacha me tiene cariño. Es decir, si le preguntan, pienso que responderá que
siente cariño por mí, un viejo cariño; no hay razón para que sienta inquina
para conmigo por razones personales o profesionales; no sé si en el caso de la
política, algún resentimiento, que no merezco. Esto último no lo puedo
asegurar. Por otra parte, él ha escrito una obra cuentística muy importante. Yo
no sería capaz de omitirlo si relacionara a los cuentistas destacados de la
década de 1980.
En el texto que nos ocupa, el camarada Sacha incluye
a algunos autores residentes en el extranjero, pero es imperdonable que
excluya, por ejemplo, a Luis Manuel García Méndez, Osvaldo Navarro, Carlos Victoria,
Andrés Jorge o Sindo Pacheco. Esto nadie lo entendería. De nuevo: ¿amnesia?,
¿mala fe?, ¿mala leche? No sé. Pero estos olvidos hacen que su periodización
quede invalidada.
Otros ensayistas, a quienes considero más metódicos,
más serios, menos venales que el camarada Sacha, han citado mi obra en sus
textos. Claro, nada de esto, ni lo que suena a favor, ni lo que suena en
contra, debe alterarte en algún sentido: el asunto es escribir y adelante. La
vida dirá. Yo, de mí, no voy a hablar; quien quiera, que lea lo que
humildemente he escrito y lo que, con verdadera imparcialidad, algunos han
dicho sobre ello.
Pero mira, te decía que Francisco López Sacha a
veces resulta muy raro. Hace ya tiempo escribió un ensayo en la revista
Literatura Cubana donde ponderaba positivamente mi libro de cuentos Las llamas en el cielo y desechaba En el nombre del hijo, del mismo género;
ambos aparecidos en 1983. En el nombre
del hijo había recibido el Premio de la Crítica de ese año, pero al
camarada Sacha le parecía superior Las
llamas en el cielo (voy a omitir los elogios que entonces y luego tuvo para
este libro), de modo que su reacción contra el primero (¿o contra el jurado que
lo premiara?) fue irracional. Afirmaba en el ensayo aludido que la deficiencia
fundamental de En el nombre del hijo era
la huella tan palmaria de Luis Felipe Rodríguez. Ésta era una de sus clásicas
improvisaciones. Nada, ni remotamente, tenía que ver mi libro con la obra del
autor con la cual lo comparaba. Daba risa. "Se volvió loco", me
comentó alguien que leyó el ensayo. Luego, el camarada Sacha, en una exposición
oral, se retractó.
Otra de sus extrañezas. López Sacha ha demostrado
ser un excelente cuentista. Sin embargo, al parecer se apasionó tanto con un
cuento de Miguel Mejides, Mi prima Amanda,
que lo llevó a escribir una especie de paráfrasis de esta narración que, la
verdad, como muchos afirman, no hay nada más parecido a un inocente plagio.
CKA -De plagios está sobregirado el camino de la
Literatura y el Arte, recuerdo el escándalo que hubo en Europa por El Jardinero y la Muerte, de Pieter van
Eyck, que en realidad era un cuento breve de Borges, y éste a su vez lo había
tomado de Cocteau, y al final resultó que su verdadero origen se encontraba en
la Persia del siglo XIII. Como ese existen cientos de casos. ¿Lo más probable
sea que el señor Sacha se haya inspirado en esa larga trayectoria de plagios
históricos?
FLV- No, no lo creo, porque los plagios que
mencionas son material para detectives. Y eso tan parecido al plagio que llevó
a cabo el camarada Sacha, fue algo inocente, a la luz del día, sin
ocultamiento; un plagio –si al fin lo es, para lo cual habría que buscar
consenso– inconsciente, llevado por el amor, digamos.
Ya que seguimos tocando el Tema Francisco López
Sacha, quisiera decir algo que sí me ha dolido. Voces amigas, y de toda
confianza, me hicieron llegar la detracción que, junto con otros elementos de
la intelectualidad cubana de "adentro" –éstos sí oportunistas y en
alguna medida "oficialistoides" a conveniencia, a cambio de migajas–
llevó a cabo el camarada Sacha de mi novela Un
ciervo herido. No quiero decir que la novela sea una genialidad, sólo que,
desde su silla en la presidencia de la Asociación de Escritores de la Uneac,
sonaba sospechoso que él diera opiniones despiadadamente negativas sobre una
novela de las que llaman contestatarias, pues ya sabemos de qué trata Un ciervo herido.
Pero total, ya estamos en el socialismo del siglo
XXI y, al final de éste, nadie se acordará de Sacha ni de mí ni de los que
omite ni de los que menciona, ensalza o denigra. De nada. Somos unos pobres
tipos y un manojo de cuartillas entrampados en el infinito.
(Conversación
con un ciervo, entrevista por C. K. Aldrey.
La Peregrina Magazine, diciembre
2008)
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