Alejo, papujo y
viejo, ¿por qué te alejas cada vez más lejos? Te vemos sólo como un reflejo.
Hijo, deja esos pujos, renuncia al lujo, no te des más lija ni le saques lajas
a La Habana Vieja con tu catalejo. Ven a comer lentejas y guataquear parejo
soltando el pellejo sin ninguna queja.
(El color del verano.
Tusquets, 1999)
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