Un número
significativo de literatos y pensadores de la América hispanohablante, han
terminado en las redes tendidas por el comisario Retamar y su cohorte de
colaboradores.
Gracias a una labor
paciente para la cual no faltan recursos, todavía Casa de las Américas funciona
como un centro referencial en cuanto a cultura se refiere.
Aunque su etapa de
mayor esplendor haya pasado, no es despreciable su influencia a partir de la
participación y activismo de decenas de profesionales, que logran fusionar su
talento con el puntual servicio a las órdenes que dictan policías y burócratas
sin sensibilidad alguna para la literatura y el arte.
(...)
Su relevancia como
ensayista y profesor universitario, se contrapone a sus altibajos en la manera
de abordar el universo de la poesía, no obstante algunos premios obtenidos en
este género literario.
Peor aún es su
alistamiento en las tropas del socialismo real que han convertido a Cuba en un
almacén de ruinas materiales y espirituales.
¿Será recordado por
su brillo intelectual o por haber sido un eficiente comisario?
Es muy temprano
para obtener una respuesta. Retamar aun vive, por supuesto en la otra Cuba. El
país donde no existe el racionamiento, la falta de transporte, agua, el permiso
de salida para visitar otras naciones y las cárceles donde amontonan hombres y
mujeres por cualquier delito real o fabricado.
Su rúbrica en el
documento donde una decena de escritores e intelectuales cubanos avalan el
fusilamiento de 3 jóvenes por el fracasado secuestro de una lancha, en el que
no hubo que lamentar heridos ni muertos entre los pasajeros, además de apoyar
el encarcelamiento de 75 disidentes, todavía está fresco en la memoria.
(El comisario Retamar. Blog Posracialidad, julio 2012)
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