Tuesday, February 2, 2016

Carlos M. Alvarez sobre poetas cubanos de los “sesenta”

¿Cuántos de los poetas cubanos que merodeaban los sesenta, que se apuntalaron en los sesenta, podían llevarse ambas mujeres a la cama, cuántos podían asumir un ménage à trois tan virulento, teniendo en cuenta la ninfomanía de estas damas? Retamar no habría podido, estaba, con las mismas manos de acariciar y masturbarse, construyendo una escuela. Jamís, tan tierno, andaba entretenido con los gatos callejeros y el frío de París. Barnet, que no se hubiera topado con dos damas, sino con dos mancebos, esperaba no sé qué, ni una cosa ni otra, ni un hombre ni una mujer, “bajo los signos rotos del cine cantonés”. Padilla se extasiaba mientras Cuzá Malé pintaba un cuadro. Y Delfín Prats celebraba los bucles amarillos que caían sobre la espalda griega de su novio, aunque ahora no sé si la griega era la espalda, o los bucles, o el novio todo. Quien sí no era griego, sino holguinero, era Prats.

(Nogueras. OnCuba Magazine, noviembre 2013)

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