Monday, February 9, 2015

Fermín Gabor vs. Carilda Oliver Labra

La cabeza enfundada en unas pamelas negras de ala corta que la asemejan a San Juan Bosco, Carilda Oliver Labra atraviesa la isla porque le han dedicado la Feria del Libro de este año. Se presta, a su edad venerable, a recitar poemas de furor sexual. (Le quitan la temática del repellamiento chupachúvico y quedaría muy poco de su obra poética.)
   Ella forma, junto con Rosita Fornés, el dúo de rubias menos eróticas con que contaran los años cincuenta en Cuba. Y esa falta de fluído eléctrico las obliga, octogenarias ya, a vestirse de sirenas o a soltar kamasutradas. 
   Carilda, que es la que aquí nos interesa, se muerde el pelo en sus lecturas a la manera de una estampa erótica japonesa, hace de geisha jurásica. Las ferias del libro de todos los rincones del país la tienen como figura principal, y ella traslada ese honor a “los cinco héroes prisioneros del Imperio”, de quienes celebra sus bellezas viriles pues la vieja es capaz de untar de baba sexual cuánta cosa le pongan por delante.

(La lengua suelta # 15. La Habana Elegante, segunda época)

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