(El grito es muchos gritos): Leonardo Padura, que es el escritor cubano más sobrevalorado desde Silvestre de Balboa (1563 - c. 1644), ha publicado ahora una nota sobre la rebelión del 11J. A Padura lo llamó una vez alguien (¿fue acaso A. J. Ponte?) con una paráfrasis del título de uno de sus libros que lo define divinamente: "El hombre que amaba los peros". La nota publicada hace unos minutos*, que termina firmada pomposamente con la fórmula "En Mantilla, 15 de julio de 2021", como si Mantilla fuera Versailles o Stalingrado, es un compendio de la doctrina miserable del tercerismo: la contrarrevolución está animada por mercenarios, el "bloqueo" es más malo que pegarle a un padre, hay algunos revolucionarios con inquietudes y son buenos y son muy revolucionarios y por favor escúchenlos y abran la mano un poquito, y la nota personal y de victimista "reafirmación" de que yo, por Padura, vivo aquí, no me he ido, amo a mi patria buena, y lucho en eso que los cederistas llaman "La Concreta". Una "Concreta", la vida en la geografía del estercolero castrista que han elegido, que consideran aval moral y material para opinar, pensar y actuar en relación a Cuba del que estaríamos desposeídos nosotros los exiliados, parias que elegimos la libertad y el frío siberiano de El Corte inglés. Los Paduras llevan décadas mascando esa catibía y escupiendo sobre Cuba y los exiliados la saliva hedionda de su paja, la de la superioridad que tendrían por residencia, esgrimiendo el inverosímil orgullo de aguantar más la humillación de vivir en una dictadura y comportarse como quien vive bajo una dictadura, porque les gusta el paisaje. Tal es su apego a esa melcocha inmoral, que ni las decenas de miles de hombres y mujeres que salieron a la calle la semana pasada consigue drenaje alguno en su ciénaga agridulce. No importa. Cuando la gente le grita al déspota, le grita también a sus centuriones. Presten oído otra vez a esos vídeos de las protestas, en los que se oye clarito en el rumor de la rabia: "¡Padura, singao!"
Friday, July 16, 2021
Tuesday, March 23, 2021
Antonio José Ponte vs. Ciro Bianchi Ross
"Consagrado
periodista", lo califica el sitio "Cubadebate". Y agregan allí:
"su ejecutoria profesional por más de 40 años le permite aparecer entre
los principales artífices del periodismo literario en el país. Cronista y sagaz
entrevistador, ha investigado y escrito como pocos sobre la historia de Cuba
republicana".
¡Periodismo literario en estos últimos 40 años en Cuba! Exiliados y
censurados muchos de los que brillaban, Bianchi Ross tuvo que esperar a que
Eduardo Robreño muriera para ponerse a tratar de la Cuba republicana.
Entrevistó a José Lezama Lima, fue visita frecuente en Trocadero 162.
Murió el poeta, Eloísa Lezama Lima publicó en Madrid las cartas que guardaba de
su hermano, esas cartas denunciaban la situación en que vivió sus últimos años,
y Ciro Bianchi Ross recibió la misión oficial de combatirlas. Así que reunió en
un volumen los textos lezamianos que alababan a la revolución y sus héroes:
"Imagen y posibilidad" (Letras Cubanas, La Habana, 1981).
Fue más lejos en su compromiso, hasta negar la autenticidad de las
cartas familiares. Dio a entender que la hermana del poeta se las inventaba con
el fin de fabricar un gusano que no había existido nunca. Lezama Lima era el de
"Imagen y posibilidad", no el de "Cartas a Eloísa"
(Orígenes, Madrid, 1979). Dentro de la revolución, todo Lezama; contra la
revolución, ningún Lezama.
Bianchi Ross sigue aún en su misión trocadera. "Valga aclarar que
José Lezama Lima no fue nunca un enemigo de la Revolución", afirmó hace
poco. Negó sus penurias: "El país, todo el pueblo, padece carencias a
veces traumáticas. A Lezama, aunque nunca tuvo menos de cinco platos en su mesa
—lo sé, me consta— le obsesiona la idea de que pueda faltarle la comida. Le
angustia la posibilidad de que le falten los medicamentos antiasmáticos que
familiares y amigos, entre ellos Julio Cortázar, le remiten desde el exterior.
Piensa que la crisis del transporte público es más grave de lo que era en
realidad y apenas sale de su casa porque teme que si lo hace no encuentre la
posibilidad de regresar".
Me pregunto a cuál cena de la época se habrá asomado Ciro Bianchi Ross,
que vio en ella más de cinco platos. Su trabajo para el oficialismo lo obliga a
negar que Lezama Lima padeciera prohibición de viaje al extranjero. Uno de sus
deleites mayores reside en detallar las atenciones oficiales recibidas por el
escritor en plena moribundia: llamada de Alfredo Guevara a nombre del
presidente Dorticós, ambulancia puntualmente enviada, equipo médico esperándolo
como una fila de camareros en un restaurante abierto solamente para él. Es el
entierro del Conde Orgaz en la calle centrohabanera de Trocadero, con San
Agustín y San Esteban bajados del cielo para amortajar al autor de
"Paradiso".
Uno de esos recuentos da noticia del extraño percance ocurrido a la
viuda del escritor: "Cuando María Luisa regresó del cementerio a la casa
de la calle Trocadero e introdujo la llave en la cerradura y empujó para
entrar, la puerta se vino abajo".
Hay que agradecer que, una vez tecleada la frase anterior, Bianchi Ross
no utilizara el fervor de sus coartadas para convencernos de que la puerta se
vino abajo debido a la bonanza en que vivía el matrimonio.
(Del "Diccionario de la Lengua Suelta", de Fermín Gabor, Renacimiento 2020)
Tuesday, March 16, 2021
Camilo Venegas vs. Alpidio Alonso
Alpidio Alonso escribió de un manotazo una de las más bochornosas páginas de la historia Cuba. En la isla siempre, incluso en los momentos que son descritos como los más sanguinarios (Batista, Machado, Valeriano Weyler…), de la represión se habían encargado los cuarteles.
Ayer el
ministro de Cultura asumió, en un arrebato de prepotencia, el rol de la
soldadesca. Con la impunidad de Ramiro Valdés y el caminao de Cheo Malanga, se
dirigió a un grupo de jóvenes que se manifestaba frente a la institución que él
dirige. Desprovisto de argumentos, levantó la mano.
En los
primeros días del triunfo de la revolución, Fidel Castro ordenó convertir a los
cuarteles en escuela. Luego, convirtió una escuela, la de los Hermanos
Maristas, en el más horrendo cuartel. Ese fue uno de los primeros pasos para
hacer del país un campamento.
A Villa
Marista, así se le llama popularmente al centro de tortura, suelen ser
conducidos los artistas y escritores que disienten del régimen. No por lo que
hacen, sino por lo que piensan o se atreven a decir en voz alta. Ayer Alpidio
Alonso se saltó ese paso y se ocupó él mismo de los golpes.
Poco
después, en un patético acto, justificó su acción y reafirmó su desesperación
totalitaria. A sus espaldas aplaudían y vociferaban consignas. Mientras todos
los que se manifestaban frente al Ministerio eran jóvenes, los que se apostaron
detrás del ministro eran viejos. Precisa metáfora de la Cuba actual.
Quiso el
azar que todo eso ocurriera en la víspera del 28 de enero, cuando se conmemoran
167 años del natalicio de José Martí. Justo la institución que dice regir la
cultura de la nación se encargó de disparar contra el ideario del Apóstol,
ignorando una vez más su sagrada advertencia de que un pueblo no se funda como
se manda un campamento.
(El manotazo de Alpidio Alonso. Blog El Fogonero, enero 2021)
Friday, March 12, 2021
Fermín Gabor vs. Jorge Fornet
Cualquier asomo al Caso Padilla, por somero que sea, ha de tener en cuenta la acción de la policía política cubana. Sin embargo, Jorge Fornet ha escrito todo un libro sobre el tema ("El 71. Anatomía de una crisis", Letras Cubanas, La Habana, 2013) y en su índice analítico, de una veintena de páginas, donde aparecen autores como Verlaine y Turguéniev, e instituciones como el Museo de Artes Decorativas, no aparece Seguridad del Estado.
Esa fuerza policial es mencionada un par de veces en su libro. La primera,
dentro del recuento de una novela. La segunda, en una frase de Heberto Padilla.
Fornet, por sí mismo, no se atrevió nunca a aludirla.
Tanta cautela puso en eso que se despreocupó de la suerte del poeta: da
noticias de su detención por una patrulla policial y elude el encierro en Villa
Marista. De manera que cuando volvemos a saber de él, Padilla está ya pronunciando su autocrítica
en la Sala Rubén Martínez Villena de la UNEAC. Las cinco semanas de arresto se
mencionan únicamente en una cita del argentino Rodolfo Walsh. Fornet, por sí
mismo, no se atrevió a aludirlas.
Aunque donde más evidentes se hacen sus esfuerzos por narrar una
historia sin violencia ni presiones del Estado es cuando explica las razones de
tantos escritores cubanos para firmar en 1966 una carta pública contra Pablo
Neruda.
Fornet Jr. recuenta: "No es extraño que los escritores cubanos
firmaran veloces y entusiastas aquella carta: mirado desde el campo político,
eso los ubicaba en una posición radical que los complacía; desde el literario,
los involucraba en un género (el de la polémica y la carta abierta) que gozaba
de prestigio, y contra una figura mayor que, como reflejo, les otorgaba un alto
estatus a ellos mismos".
Veloces y entusiastas, afirma Jorge Fornet, que lo reduce todo a
cuestiones de ego. Y aunque él no lo sabe porque le conviene no saberlo, la
mayoría de los lectores de su libro sabemos bien de dónde brotan esa velocidad
y ese entusiasmo, esas ganas de firmar contra Neruda o contra quién sea.
(Publicado en Facebook, marzo 2020)
Thursday, March 4, 2021
Abilio Estévez sobre una acusación de plagio hecha por Miguel Barnet, Antón Arrufat y Jorge Ángel Pérez
Bueno, Miguel Barnet se refirió en esos términos ante un grupo de amigos, pero Miguel Barnet es ese personaje que dice cualquier cosa, y si puede hacer daño, mejor. Si existe un personaje gratuitamente maligno, ese es Miguel Barnet. También fue él quien llevó a La Habana aquel asunto del plagio. Él y Marilyn Bobes, que de inmediato se desmarcó. Luego, hasta los propios amigos atacaron por ese lado. Para mí fue muy doloroso. No tanto por la acusación misma, como por ver a amigos implicados en eso. En un periódico español se publicó la noticia del posible plagio. Cuando Beatriz de Moura, directora de Tusquets indagó con el periodista (ya fallecido, por cierto) este reveló su fuente: Antón Arrufat y Jorge Ángel Pérez. De modo que quizá ese asunto no fue tan político, sino más bien un asunto de bajeza intelectual, bastante inesperada en Arrufat; no tanto en Pérez. La prueba fue que cuando me quejé ante la dirección de la UNEAC, me apoyaron de inmediato.
(Entrevista con Melissa Novo, El Estornudo, febrero 2021)
Tuesday, February 23, 2021
Juan Abreu vs. Leonardo Padura (6)
(…) Y hablando de palabrería mientras tomo el té una entrevista con Padura una de esas entrevistas complacientes que periodistas que viven en democracia hacen a escritores esbirros que viven bajo dictaduras de izquierda. Si la dictadura es de derecha será otra cosa, si es que lo entrevistan. Padura es un mentiroso y se pasa la vida mintiendo para literaturizar el castrismo (sus crímenes). Y, como es lógico, dice que no hay verdad que la verdad es relativa, cada cual con la suya y ¡viva Fidel! Pero. A ver, Padura. Si un negro te la mete por el culo (no digo que lo haya hecho, no sé lo que te gusta hacer con tu culo, Padura), no hay verdad alternativa la verdad única e inapelable es que un negro te la metió por el culo. La verdad es la verdad. Y yo me alegraría por tí si te la mete un negro, por cierto. No sólo por lo que disfrutarías, también porque va y te la mete el negro y descubres la verdad: que vives bajo una oprobiosa dictadura. No hay verdades relativas o alternativas, Padura.
Dos páginas
de entrevista con dos fotografías de Padura en una de ellas Padura posa de
frente exhibiendo toda su vulgaridad física y en otra está Padura de espaldas
mostrando su culo caído y contempla Padura su barrio del que habla como si
fuese el paraíso cuando no es más, a la vista está, que una especie de
cochiquera, un basurero inmenso que se extiende hasta el horizonte. Se pasa
Padura la entrevista lloriqueando gruesos lagrimones tribales y agitando la
basura de la pertenencia ¡ay la tierrita, mi vino es amargo pero es mi vino!
Mierda. Pertenecerás tú Padura a esa isla basurero esclavizada e infecta. Yo
soy un hombre libre en el paisaje del mundo. Y si te cabe (¿cómo saberlo?)
métete en el culo la isla. Y otra cosa, ya los escritores exiliados escribimos
del exilio. Y lo hacemos muy bien. Tú concéntrate en seguir revolviendo la
hediondez cultural y política cubana para que alcance ese tono folklórico
costumbrista tan conveniente a los criminales, y tan Padura.
(Blog Emanaciones, diciembre 2020)
Monday, February 15, 2021
Isbel González vs. Antonio Rodríguez Salvador
Este es el mismo Chochito que hace unos años, cuando yo estaba aún en Cuba, Juanelo, un historiador de Sancti Spíritus, flaco y con muchísimos años, lo hizo correr una cuadra frente a cultura provincial. El mismo Chochito que, unos días después de aquella estampida, me llamó a mí, que recién empezaba en ese mundillo literario, para un local de la Uneac y me pidió, con tremendo misterio, si le podía esconder unos linchacos de taekwondo en mi mochila para si lo revisaban, me dijo que para fajarse con Juanelo. Y yo le pregunté que si para fajarse con Juanelo le hacía falta esa mierda. Ese es el mismo Chochito que la penúltima vez que fui a Cuba y que alguien comentó que yo pensaba pasar por el taller literario provincial a saludar a las amistades, dijo, según me contaron varios, que se iba a fajar conmigo porque yo lo había ofendido, y que, según me contaron, se fumó una cajetilla de cigarros, uno detrás del otro esa mañana, no esperó la hora de almuerzo del taller y se fue temprano para su casa. Estos son los guapos de turno, los intelectualoides al servicio del sistema. Una partida de ratas amparadas en los órganos represivos que ellos defienden. Y no lo digo en ton de guapería, que con estos seres cobardes y oscuros sería ridículo y por, sobre todo, yo, a diferencia de ellos, no considero que esa guapería de barrio sea motivo de orgullo, yo encuentro mil veces más orgullo en la vergüenza y la honestidad.
(Publicado en Facebook, enero 2021)
Monday, February 8, 2021
Cintio Vitier sobre Jorge Mañach
Mañach publicó un artículo en el Diario de la
Marina que era irónico, sobre la valoración de la poesía de Lezama, y por
lo tanto, de todo el grupo y toda la obra de la revista; no puedo decir que
fuera un ataque burdo, era una apreciación en la cual se reconocían
determinados valores, pero al mismo tiempo se ponía en tela de juicio la
orientación misma de todo aquello, y en una forma elegante se ironizaba sobre
esa poesía y esa obra que estábamos haciendo desde hacía años en torno a
Lezama. Creo yo que Lezama le respondió muy bien, en Bohemia, y Mañach
le ripostó; yo entré en la polémica, porque hacía alusiones a mí también, a
todo el grupo; resultó que nosotros, que nunca habíamos polemizado con nadie,
porque una de sus características fue esa, en la revista no hay polémicas con
nadie, pero en este caso hubo que polemizar con Mañach, cosa que por otra parte
era una especie de deporte nacional entonces, todo el mundo polemizaba con
Mañach. Yo recuerdo que Mañach, en un artículo, no sé a propósito de qué, dijo
que “tal cosa podían comprenderla hasta los barberos”, y al otro día, o a los
dos o tres días apareció una carta de un barbero diciendo que por qué hasta los
barberos; él tenía el arte de despertar la polémica en todo el mundo, hasta en
los barberos. Pues también nosotros tuvimos que polemizar con Mañach; pero no
es el caso específico de Mañach, sino fue un síntoma; él fue portavoz,
diríamos, de una especie de irritación que había en torno a este grupo y a esta
revista.
(Entrevista con Orlando Castellanos, en Más palabras grabadas, 2008)
Thursday, February 4, 2021
Alberto Méndez Castelló vs. la UNEAC
Hoy, en Cuba, un integrante honesto de la UNEAC debía preguntar como en su momento se preguntó el doctor Entralgo: “¿contra quién volverá esas armas el ejército?” Y, añadir otra pregunta: ¿Por qué los militares no se dedican a otra cosa en lugar de manejar cadenas de tiendas dolarizadas, hoteles, granjas y toda suerte de negocios que nada tienen que ver con los militares?
En el discurso del 18 de agosto de 1961,
previo a la constitución de la UNEAC, el entonces designado presidente Dorticós
dijo acerca de artistas y escritores: “debemos condenar algunas tendencias que
a veces terminan en círculos literarios y artísticos, de desdén hacia la cultura
política”.
A decir de Dorticós Torrado, el “desdén
hacia la cultura política” de la mayoría de los integrantes de la UNEAC, a 59
años de su fundación es inconmensurablemente mayor que en 1961. Fuera de Cuba
es de uso corriente escuchar a artistas cubanos atados a lazos en la Isla,
decir que lo suyo es el arte y no la política. Y dentro de Cuba, lo usual entre
los adscriptos a la UNEAC son los “asalariados dóciles al pensamiento oficial”,
los “becarios” que viven “al amparo del presupuesto (estatal o empresarial)
ejerciendo una libertad entre comillas”. Las frases y palabras entrecomilladas
son del Che Guevara.
Ezra Pound dijo que “los artistas son las
antenas de la raza; los escritores de un país son voltímetros y manómetros de
la vida intelectual de la nación. Son los instrumentos registradores, y si
falsifican sus informes no hay límites al daño que pueden causar. El mal arte
es un arte inexacto. Es arte que rinde informes falsos”.
Y quizás por las malas artes del arte
inexacto por más de medio siglo rindiendo informes falsos, hoy Cuba es un país
de viejos; un país de donde nuestros hijos se fueron o de donde pretenden irse,
porque, según dicen, a Cuba se le quiere más y mejor desde lejos.
(UNEAC: 59 años en el laberinto del castrismo. Cubanet, Agosto 2020)
Thursday, January 21, 2021
Ana María Simo vs. El Caimán Barbudo y Jesús Díaz
El Caimán Barbudo fue el zarpazo de la contrarrevolución, que ya entonces no era ni “Revolución”. Su finalidad era prevenir el surgimiento de cualquier otro proyecto joven independiente que amenazara su hegemonía. Darle el golpe de gracia a El Puente y borrarlo de la historia no fue fin, sino medio. El Caimán Barbudo fue el anti-Puente oficial. En todo sentido: rígido, excluyente y caricaturesco. Sus fundadores eras hombres, heteros, pálidos, universitarios y conformistas.
Yo había
decidido irme del país poco antes de la polémica con Díaz. Me costó sangre,
sudor y lágrimas conseguir el odioso “Permiso de salida”. Mi expediente “se
perdió” varias veces durante más de año y medio de batalla. Esto era común en
esos años, así que no sé si fue consecuencia de haber osado contradecir en
público a Díaz, que era entonces el “golden boy” intelectual del
régimen.
(Entrevista con Abel Sierra Madero. Hypermedia magazine, diciembre 2020)
Monday, January 11, 2021
Hypermedia Magazine explica por qué cancela una columna de Rafael Almanza
Mi querido y admirado Rafael Almanza, creo que, primero, esto debió ser una conversación privada, sostenida entre el editor de Hypermedia Magazine y usted. Una conversación así no debió trascender a la esfera pública.
Pero ya que la ha hecho usted pública, yo
voy a dar las razones.
Desde enero, fecha en que iniciamos su
columna Tiempo de palabra, nuestros lectores leyeron un total de 348.864
páginas; su columna Tiempo de palabra (como le comentó ayer el editor) solo
representó el 0.64% de este total.
Es decir, nuestros lectores no estaban
conectando con su columna, seguramente, como bien sabe usted, porque los
lectores se equivocan.
Pero nosotros, desgraciadamente, como medio,
tampoco podemos ir a contracorriente con menos del 1% de ratio de lectura.
Como le decía y le reitero una vez más, este
asunto nunca debió quedar abierto a los comentarios, pero cualquiera que haya
dirigido una publicación, entenderá perfectamente de qué hablamos cuando
hablamos del 0,64% de impacto de lectura tras el nombre de un autor.
Seguramente la equivocación fue nuestra al
pensar en que sus opiniones merecían una revista como Hypermedia Magazine, pero
nos equivocamos.
Por eso, la decisión tomada por el equipo de
editores y que, una vez más, le recuerdo que le comunicamos en privado, como
corresponde a las conversaciones de trabajo.
Por lo demás, tiene aquí mi amistad y
admiración. Como siempre.
(Comentario publicado en Facebook, septiembre 2020)
Thursday, January 7, 2021
Antonio José Ponte vs. Antón Arrufat
Cuando un escritor es censurado y castigado por un aparato estatal como el castrista, puede sacar lección de rebeldía, pero ese no es el caso de Arrufat. Puede sacar lección de miedo adentro, lo cual se corresponde más con él. O peor aun, lección de infamia, como la de burlarse de otras víctimas, poniéndose de parte de quienes castigan. Esto último le vi hacer, y fue lo que terminó con la amistad que tuvimos.
Hubo en esa amistad libros prestados de su biblioteca, largas
conversaciones sobre literatura, interrogaciones mías acerca de Virgilio Piñera
y José Lezama Lima, y el descubrimiento de una persona solitaria y con cierta
ternura, pese a su alardes de desapego y el cinismo de sus frases.
Cuando cumplió 60 años, en mis palabras para el homenaje público, le
reclamé una pequeña obra maestra en algún género, ya que los poetas sostenían
que él era ensayista, los ensayistas lo tildaban de narrador, los narradores de
dramaturgo, y así por el estilo, hasta no quedar género literario donde
cupiera, y recibir únicamente credenciales de gran conversador.
Una tarde, caminando por La Habana Vieja, me pidió que fuera su albacea
literario, y le hice ver que él tenía una pareja de muchos años capaz de hacerse
cargo, e incluso un amante escritor.
Fue en casa de Jorge Ángel Pérez, reunidos varios escritores por la
llegada de una antologadora española, donde lo escuché burlarse de las
vejaciones a las que sometieron a otros. La antologadora comentó que Manuel
Díaz Martínez acababa de publicar en España sus memorias, y se mostró
interesada en saber si era cierto que él había sido expulsado del país. La
reacción de Arrufat, el mayor en edad de los reunidos y el más comprometido con
las instituciones, fue una negativa rotunda.
Yo apunté que el diario oficialista "Juventud Rebelde" había
publicado un artículo de Waldo Leyva empujando a Díaz Martínez al exilio.
Volvió a mostrarse interesada la antologadora y preguntó por María Elena
Cruz Varela, por el asalto a su casa y su encarcelamiento. Entonces la antigua
víctima que era Antón Arrufat sacó toda la infamia que sus victimarios le
enseñaran, y soltó: "Ay, pero si salió rosada y gordita de la
cárcel…".
Avisé al dueño de la casa que me marchaba, salí de allí sin despedirme
del resto, y nunca más tuve trato con Arrufat, a pesar de sus más o menos
excusas enviadas a través de terceras personas. El episodio, más que marcar el
final de la amistad que tuvimos, revela su catadura moral.
El ministro Abel Prieto, de quien él se considera amigo, procuró que su
pieza teatral "Los siete contra Tebas" fuera estrenada. Era la obra
por la que cayera en desgracia tres décadas antes.
"Quiero quitarle a Antón su fama de disidente", comentó el
ministro. Se echó a reír y él lo acompañó en sus risas.
"Los dos nos reímos, porque de las humoradas que él decía yo me
reía también, como él de las que decía yo", contó Arrufat al sitio digital
"OnCuba". Quedaba agotada por decisión ministerial la leyenda de
aquella obra maldita. Los espectadores habaneros pudieron comprobar que no era
más que un Giraudoux desleído, otra pieza aburrida en la aburrida dramaturgia
del autor.
Premios, estrenos, ediciones y reediciones copan desde hace algunos años
la vida de Antón Arrufat. Siempre que un entrevistador lo empuja a recordar sus
años de ostracismo, él descarga de responsabilidad al sistema, culpa a
funcionarios errados, y responsabiliza de su desgracia a los hermanos Raquel
Revuelta y Vicente Revuelta. Gracias a semejantes maniobras, ha cumplido su
sueño de vivir en una casa palaciega.
Es un sueño recurrente de la Generación del 50, el de ser Dulce María
Loynaz. Arrufat mudó sus pertenencias al "piano nobile" de una casona
en Prado y Refugio, en cuyo piso bajo funciona (si es que funciona) el renacido
Ateneo de La Habana, del cual lo nombraron director.
Todo historia griega: Tebas estrenada acaba con su fama de disidente, y
un ateneo le hace reanudar la carrera de funcionario que cortó Haydée
Santamaría al echarlo de la revista "Casa". Se confabularon Abel
Prieto y Eusebio Leal, Historiador de La Habana, para hacer feliz al viejo
escritor.
En la inauguración de la sede ateneísta y hogar arrufatiano, Leal
declaró: "Me alegra mucho que haya sido posible restaurar la casa, en el
Prado de La Habana que va lentamente recuperando su esplendor, en el Paseo de
Martí, y que uno de los discípulos de Piñera —Antón Arrufat— esté presidiendo
la segunda época del Ateneo de La Habana".
Suena poco meritorio ser nombrado a los 80 años, no por obra propia,
sino por un discipulado. Pero lo crucial para él habrá sido la casona y el
puesto del que enorgullecerse.
Decidido a agregar más títulos a su tarjeta de presentación, Arrufat se
empeña en ser tomado por presidente del PEN Cuba, con el dramaturgo Reinaldo
Montero como secretario general.
Ni él ni Montero moverán un dedo por el escritor a quien la maquinaria
del Estado desee aplastar, pero ambos garantizan que ninguna figura incómoda al
oficialismo se apropie de ese espacio de reclamación y denuncia. Y, tal como le
vi hacer a propósito de María Elena Cruz Varela, no es descabellado presumir
que el Arrufat presidente del PEN Cuba alabará el buen color y el magnífico
peso corporal de tal o más cual escritor, a quien la persecución le sienta tan
bien como el luto a Electra.
De cualquier violación que se presente, él hará una oportunidad para
piropear a los victimarios que han sabido regalarle premios y honores y
mansión. En cuanto a su literatura, nada de lo que ha publicado a partir de los
60 años alcanza a satisfacer la petición que entonces le hice.
(Del "Diccionario de la Lengua Suelta", de Fermín Gabor, Renacimiento 2020)
Tuesday, January 5, 2021
Javier Marimón vs. Alpidio Alonso
Felices los pantalones
del cobarde Alpidio Alonso:
no se sienten apretados
en zona de los botones.
Se distiende en la mezclilla
cual secretaria de tela
en su tarea sonriente
de contestarle a la gente:
“Alpidio se encuentra ausente:
salió a buscar sus cojones”.
(Publicado en Facebook, noviembre 2020)
Friday, January 1, 2021
Fermín Gabor vs. Ambrosio Fornet y Jorge Fornet
Ambrosio Fornet y Jorge Fornet, padre e hijo, han querido resolver el Caso Padilla a la cañona. Son investigadores que hacen cambios en la escena del crimen con tal de que el modus operandi del criminal coincida con el que ellos traían pensado.
Según averiguaciones suyas, antes de que Heberto Padilla se pusiera a
hacer poemas moscovitas el horizonte habanero se encontraba completamente
despejado, sin asomo de estalinismo.
Fue Padilla, sostienen los investigadores Fornet y Fornet, quien vino a
complicar las cosas, extrapolando experiencias soviéticas e importando a la
isla mercancía averiada.
Padilla era un exotista. Igual que un siglo antes lo había sido Julián
del Casal. Importador de bibelots uno y de abedules el otro. De manera que si a
Casal lo habían acusado de afrancesado, a Padilla lo acusaron de sovietizante.
O mejor dicho, de estalinizador. Y así fue explicado su caso en la época en que
lo detuvieron y estuvo recluido en Villa Marista bajo interrogatorio.
Cuatro décadas más tarde, Ambrosio Fornet sostuvo que Padilla: "aun
bajo el sol tropical se sentía asediado por los fantasmas del estalinismo"
("La política cultural del período revolucionario: memoria y
reflexión", Centro Teórico-Cultural Criterio, La Habana, 2007).
No es superfluo el detalle del sol tropical. De ese sol a plomo se
valieron las denuncias de exotismo contra Casal, así que valdría también para
denunciar el extraño comportamiento del poeta Heberto Padilla. No obstante,
desde los experimentos ópticos de Eliseo Diego en la Calzada de Jesús del Monte
es conocido el fenómeno de que la demasiada luz puede formar otras paredes con
el polvo. Y para Padilla esas otras paredes coincidieron con las murallas rojas
del Kremlin.
En su libro "El 71. Anatomía de una crisis" (Letras Cubanas,
La Habana, 2013), Jorge Fornet habla del Caso Padilla como si de una
autoprofecía cumplida se tratara. Coincide el investigador hijo con el
investigador padre en que la Cuba de la época no vivía bajo amenaza
estalinista. Tal amenaza residía únicamente dentro de Padilla, quien a fuerza
de imaginar un estalinismo insular en poemas y conversaciones con diplomáticos
y visitantes extranjeros, consiguió que aquel estalinismo fructificara en Cuba.
O sea, que el poeta resultó capaz de imponer sus fantasmas al Estado
revolucionario. Es decir, que todo cuanto ocurrió después de su detención
policial, la "autocrítica" y la férrea censura que se iniciara, emanó
de Heberto Padilla y estaba concentrado en él. Fue Padilla quien forzó a sus
represores, que no querían reprimirlo, a obrar en contra suya.
Represores a su imán.
Todo lo anterior conduce a una cuestión mayor, desatendida por los
Fornet: la de cómo pudo una sola persona lograr cambios tan grandes en un
régimen. O, dicho de otro modo, cómo fue capaz Heberto Padilla de convencer a
las autoridades revolucionarias para que se comportaran tan soviéticamente con
él y luego con la intelectualidad en pleno.
Es indudable que un avezado comisario político, un buen perro de presa
en su puesto, habría ordenado la detención, reclusión e interrogatorio en Villa
Marista de Ambrosio Fornet y Jorge Fornet.
También habría ordenado que ambos se autocriticaran en público por
contrarrevolucionarios. Contrarrevolucionario el padre, contrarrevolucionario
el hijo. Porque, con la excusa de exculpar de despotismo a las autoridades
revolucionarias, tanto Ambrosio como Jorge ponían en entredicho la fuerza y
convicción de esas autoridades, hasta el punto de pretender que un intelectual,
no guerrillero, lograba imponerles sus lineamientos.
¿Cuál imagen creían Fornet padre y Fornet hijo que el Comandante en Jefe
prefería que se diera de él? ¿La de un déspota o la de un mentepollo?
(Publicado en Facebook, marzo 2020)